Cuando cae la noche en Matanzas, la calle Medio se vuelve un territorio de sombras hostiles

Matanzas

Con los apagones, los negocios cierran y los rateros se adueñan del centro de la ciudad

Con bares, cafeterías, tiendas y bancos, Medio padece con especial dureza las largas horas sin suministro eléctrico.
Los emprendedores pierden dinero con los cortes eléctricos y los clientes ven mermadas las ofertas. / 14ymedio
Julio César Contreras

18 de mayo 2025 - 07:55

Matanzas/Si de tomar el pulso a la ciudad de Matanzas se trata, caminar por la calle Medio puede arrojar resultados muy precisos. Por estos días, basta transitar por sus aceras, detenerse en sus esquinas o entrar a algunas de sus tiendas y cafeterías para llegar a un diagnóstico alarmante, debido a los apagones y a la inseguridad que golpean ese barrio céntrico.

Con bares, cafeterías, tiendas, bancos, casas de cambio, oficinas de correo y estilos arquitectónicos cargados de historia, Medio padece con especial dureza las largas horas sin suministro eléctrico. El malestar se siente por todos lados. Los emprendedores pierden dinero con los cortes eléctricos y los clientes ven mermadas las ofertas. Los ánimos se crispan, el hielo se derrite en los tragos y el que planificaba un paseo sobre sus adoquines termina por cancelarlo. Solo ganan los rateros que se mueven en la penumbra.

Cuando cae la noche, la calle se vuelve un territorio de sombras. Las plantas eléctricas en los negocios privados no aguantan tantas horas y terminan por apagarse. Nada está seguro. "En este lugar se ve de todo", cuenta a 14ymedio el custodio de un estacionamiento donde pernoctan varios carritos destinados a la venta ambulante de golosinas. "La otra noche tuve que enfrentarme a dos jóvenes que estaban tratando de llevarse uno de estos puestos móviles", asegura.

En medio de un apagón "en el que no se veían ni las manos", los hábiles delincuentes saltaron una cerca, se colaron en el parqueo e intentaron robarse el kiosco rodante, pero el sonido de sus ruedas mal engrasadas los delató. El guardia de seguridad, sin embargo, está seguro de que los delincuentes volverán y de que no hay nada ni nadie a salvo en una provincia donde la inseguridad crece cada día. Los asaltos, las riñas violentas y los asesinatos son parte ya del día a día de los matanceros.

Con bares, cafeterías, tiendas y bancos, Medio padece con especial dureza las largas horas sin suministro eléctrico.
Con bares, cafeterías, tiendas y bancos, Medio padece con especial dureza las largas horas sin suministro eléctrico. / 14ymedio

Uno de los casos más recientes ocurrió el pasado domingo, Día de las Madres, en el barrio El Naranjal, donde un joven fue asesinado a puñaladas cuando llegó a una cafetería estatal en busca de cervezas para continuar las celebraciones en su casa. Otro cliente del local, bajo los efectos del químico, según varios testigos, lo apuñaló en varias ocasiones hasta matarlo. El atacante fue detenido horas después, no sin antes alimentar el miedo de los matanceros a salir a la calle.

"La situación más crítica es a partir de la cuadra de la iglesia bautista, pues al no haber electricidad las columnas oscuras se prestan para que los asaltantes se escondan", explica el custodio del parque en la Calle Medio. De poco sirve que los transeúntes lleven una linterna, un palo dispuesto en la mano para defenderse en caso de agresión o que vayan en grupo. "Lo mejor es no salir, quedarse quieto en la casa hasta que salga el sol", sentencia el empleado.

Con esos riesgos, pocos se atreven a planificar una escapada familiar al centro matancero. La caída de clientes desestimula a los dueños de negocios y, a la inversa, el cierre de los locales gastronómicos recorta las alas a los potenciales consumidores. Es la serpiente del apagón que se muerde la cola.

"Aunque es temprano todavía, no se puede comer en ningún restaurante estatal porque todos cierran después del almuerzo", lamenta Tania, una matancera de 52 años que hace unos años disfrutaba la otrora vida nocturna de Medio. "Mi esposo y yo nos sentábamos a tomar algo en El Parnaso, pero ahora, desde Manzaneda hasta Dos de Mayo la oscuridad es tal que varias personas se han caído por los huecos que hay en la acera".

Pocos se atreven a planificar una escapada familiar al centro matancero.
Pocos se atreven a planificar una escapada familiar al centro matancero. / 14ymedio

Un poco más allá, la Casa del Chef con sus paredes agrietadas evidencia las sucesivas promesas de restauración que no han sido cumplidas. Durante las noches de apagones, solo dos cuadras tienen fluido eléctrico en esa parte de la calle, porque pertenecen al mismo circuito que abastece a la sede del Gobierno Provincial. "Después de las cinco de la tarde no hay ninguna tienda abierta y las cafeterías particulares tienen un horario muy inestable", describe Tania.

Hay quienes aprovechan las sombras de la calle Medio para dormir en los portales, otros se valen de la penumbra para usar como baño público la zona detrás de la Catedral y no faltan los que, en la oscuridad, comienzan a hacer la cola para alguna sucursal bancaria o un cajero automático con las esperanza de obtener, al otro día, algo de efectivo. Antes de las diez de la noche toda la vía ha quedado sin pulso comercial alguno. 

El ruido de un portón que se cierra en una cafetería privada marca el último latido de la calle. "No vale la pena que sigamos abiertos, porque a partir de ahora ya no viene nadie a consumir", asegura la empleada que apura el trámite de echar los seguros, descorrer la reja y revisar los ventanales. El halo de un bombillo que queda encendido en la fachada del comercio es la única luz a la redonda.

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