Ni el camarón ni la langosta se salvan de la debacle de la economía cubana

Industria

En cinco años, la producción de cerdo ha bajado un 95%, las pastas 92%, el arroz 82,4%, el yogurt 81,2%, el café 65,6%, el helado 62% y la harina 60%

Las autoridades aseguran que la fábrica trabajará las 24 horas del día. (El Artemiseño)
La caída de la producción de pienso ayuda a entender la debacle de los productos de origen animal. / El Artemiseño
14ymedio

01 de mayo 2025 - 12:20

Madrid/Las autoridades cubanas pueden celebrar que en 2024 aumentó la producción de arroz. Y poco más. Los datos publicados este miércoles sobre los resultados de la industria manufacturera el pasado año siguen la senda habitual de certificar que, si algo va mal en Cuba, aún puede ir a mucho peor. 

El caso del pienso mezclado es el paradigma por sus efectos nefastos sobre la cadena alimentaria. Con una caída del 47% solo en un año y del 80% comparado con 2019, se produjeron apenas 216.700 toneladas de este producto, que explica, a su vez, el desplome de la industria cárnica y el desabastecimiento de proteína de origen animal para la población cubana.

El declive de la producción porcina no es novedad, aunque la situación no toca fondo. En cinco años se ha perdido un 95% del volumen de cerdo en banda, que pasa de 134.700 toneladas en 2019 a solo 7.200, agravando el ya enorme bajón (90%) que se registró el año anterior, cuando ya parecía una catástrofe la producción de 13.300 toneladas que ahora se consideran envidiables, pues duplican a las obtenidas en 2024. Menos brutales –pero tampoco desdeñables– son los descensos de la carne deshuesada de res (14.400 toneladas, 3.700 menos que el año precedente) y las carnes en conserva (que pasan de 78.200 toneladas a 61.000), que acaban de rematar el sector. 

Unido al declive del ganado va, lógicamente, el del queso y el yogurt

Unido al declive del ganado va, lógicamente, el del queso y el yogurt. La senda es similar. Si se compara con 2023, el queso cayó un 41% (hasta las 4.400 toneladas), pero en el último quinquenio el desplome llega al 83,3%. Lo mismo ocurre con el yogurt, que en 2024 dejó 26.300 toneladas producidas, frente a las 50.000 de 2023 y las 140.400 de 2019, una bajada del 81,2%. Nada, por tanto, se ha logrado en estos años de presunta lucha por la producción de alimentos y en esto incide no solo la materia prima, sino la destrucción de la industria por razones que abarcan desde el estado de las instalaciones a la escasez de personal, sin dejar de lado la extraordinaria crisis energética que impide siquiera imaginar que la situación remonte.

Cerrando el apartado animal, llama la atención la relativa recuperación de la mantequilla con sal, que solo se había elaborado en 2020 –100 toneladas– y ya lleva dos años consecutivos produciendo 9.000. En el lado contrario, la mantequilla sin sal ha desaparecido prácticamente, pasando de 492.400 toneladas en 2019 a tan solo 48.100 el pasado año. En cinco años, se ha perdido el 90% de la producción.

No le va mucho mejor a la pesca, y eso que se trata de uno de los renglones prioritarios para el Gobierno. El camarón y la langosta, protegidos por su aportación en divisas a través de las exportaciones, también se hunden. El primero, que en 2019 dejó 6.900 toneladas, quedó el pasado año en 1.100, un 84% menos. En cuanto al segundo, se perdió en cinco años el 45% de la producción de colas (248.600 toneladas frente a 136.000) y un 9,2% para la entera congelada. 

Las pastas son otro de los alimentos de factura nacional que se están borrando progresivamente del mapa, dejando todo el espacio a los importados. Ni más ni menos que un 92% de la producción ha caído en un quinquenio, desde las 38.200 toneladas a tan solo 3.000, aunque en este caso ya se veía venir, pues en 2023 ya se fabricaron solo 3.200 toneladas.

En la misma línea va el pan, cuyo caso no es tan dramático –pasa de 454.600 a 277.300 toneladas, un 39% menos–, pero su impacto es mayor al tratarse de un alimento indispensable en cada comida diaria y sin opciones a ser importado en su formato no industrial. La relación es evidente con la pérdida de la industria harinera, que también decaído más de un 60% en cinco años. En 2019 se elaboraron 490.300 toneladas, pero el pasado año apenas 200.600, lo que pone de manifiesto que los sucesivos envíos de trigo vuelan, como lo confirma el menguante gramaje del pan.

El café es el producto que cierra la ristra de desgracias

El café es el producto que cierra la ristra de desgracias. Con una producción de 6.600 toneladas –muchas de las cuales tendrán como destino la exportación–, uno de los que fuera producto destacado de la Isla muestra cifras ínfimas y evidencia un descenso del 65,6% en cinco años, con el agravante de que más del 35% se perdió solo en un año, puesto que en 2023 se manufacturaron 10.200 toneladas.

Hay un breve apartado para el respiro. El primero, como se indicaba al inicio de esta nota, el arroz. Es uno de los únicos productos que mejoraron con respecto a 2023, al pasar de 27.900 toneladas a 34.400, síntoma de que la ayuda vietnamita sirve de algo. Pero la alegría dura poco si se mira en perspectiva, ya que en 2019 se produjeron 196.100 toneladas. Esto significa que en un quinquenio se ha perdido el 82,4% de un alimento básico en la dieta cubana, obligada a importar y recibir donativos asiáticos constantemente de un grano que se distribuye por la libreta. 

El resto de subidas se queda para algunos pocos alimentos, incluyendo las nada saludables galletas con sal, que aumentaron de 2.700 toneladas a 3.300 este 2024, aunque en 2019 fueron 15.500. También mejoraron las conservas de tomate, la mayor recuperación industrial del año, con 13.400 toneladas, frente a las 8.400 de 2023. 

Sin datos para el aceite y la leche evaporada, cierran la lista las conservas de frutas, cuya producción cayó un 25%, de 51.900 toneladas a 38.900 solo en el último año; y el helado, que con 8.100 toneladas apenas pierde al compararlo con 2023 –8.600–, pero la cosa cambia cuando se observa que en 2019 se elaboraron 21.600 y se ve que la caída supera el 62%, lo que explica que las mipymes del sector importen directamente hasta desde Italia.

Aunque el Gobierno cubano se ha centrado en señalar como prioridad la producción de alimentos –extremo del todo irreal, habida cuenta la escasa inversión y persistencia de las mismas erráticas políticas–, poco ha hablado de que su elaboración es no menos importante y menos, aún, de cómo revitalizar la industria. 

En estas circunstancias, poco extraña que las previsiones no solo sean malas, sino que –además– empeoren. Las proyecciones de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) reflejaban un crecimiento negativo para la Isla del -0,3% del producto interno bruto (PIB), pero la revisión realizada para reflejar el impacto de las medidas arancelarias de Donald Trump ha rebajado las expectativas para la mayoría de países, que, pese a todo, crecen. Cuba, que no está afectada por la ausencia de comercio con EE UU, pierde en todo caso una décima y se sitúa en el -0,4%, mientras que el resto de la región, a pesar del golpe, crece. A excepción de Venezuela (-1,5%) y Haití (-2%).  

También te puede interesar

Lo último

stats