Fallece a los 64 años el caricaturista cubano Humberto Lázaro Miranda Ramírez (LAZ)

Obituario

Su máxima ante la censura oficialista siempre fue: "Que la quiten ellos"

Su tesis de graduación abordó la censura en la caricatura, obras que, “por una razón u otra –o por muchas–, no fueron publicadas”.
Su tesis de graduación abordó la censura en la caricatura, obras que, “por una razón u otra –o por muchas–, no fueron publicadas”. / Facebook / LAZ
14ymedio

04 de agosto 2025 - 18:12

La Habana/El caricaturista cubano Humberto Lázaro Miranda Ramírez, conocido por su firma artística como LAZ, falleció este domingo en La Habana, a los 64 años, víctima de cáncer, una enfermedad que enfrentó en tres ocasiones a lo largo de su vida. Su muerte priva al humor gráfico cubano de una de sus voces más agudas, capaz de burlar la censura incluso desde los propios medios oficialistas.

LAZ comenzó muy joven en el semanario Pionero, pulsando con curiosidad el latido de un país intolerante a la crítica. Con el grupo La Aspirina primero, y luego en Dedeté, cultivó una obra que navegó entre todos los géneros del humor gráfico: la caricatura personal, la sátira política y una visión aguda del costumbrismo urbano. Como él mismo afirmaba: “La calle habla; el dibujo lo traduce”.

“La calle habla; el dibujo lo traduce”
“La calle habla; el dibujo lo traduce” / Facebook / LAZ

Su camino no fue sencillo. Se graduó como obrero calificado en la adolescencia, alcanzó el nivel de técnico medio ya en la madurez y, finalmente, obtuvo su título de licenciado en Artes Visuales en 2024. Su tesis de graduación abordó la censura en la caricatura, y su exposición se compuso de obras que, “por una razón u otra –o por muchas–, no fueron publicadas”.

Su trabajo se caracterizó por una mirada sagaz y, en ocasiones, de crítica frontal hacia la realidad nacional: los absurdos burocráticos, la represión sutil, la doble moral institucional. El suyo era un arte que evitaba el panfleto pero no rehuía la denuncia.

Aunque sus caricaturas se publicaron en medios oficiales como Juventud Rebelde, LAZ mantuvo una línea editorial propia y sin concesiones. En un ecosistema mediático marcado por la autocensura y la vigilancia editorial, sus viñetas se infiltraron como grietas en un discurso a menudo monolítico. Con un trazo limpio y un humor que oscilaba entre lo mordaz y lo contemplativo, retrató personajes callejeros, situaciones límite, diálogos mínimos y metáforas visuales que no requerían explicación.

“Está dura la calle, mi hermano, hasta a los blancos les están pidiendo documentos”

Sus colegas y amigos lo recuerdan como un hombre generoso, inteligente y rebelde. Adán Iglesias, director de Dedeté, escribió en redes sociales: “Su fortaleza le hizo sobrevivir a dos anteriores manifestaciones de esa penosa enfermedad, pero esta tercera lo venció”. Otros caricaturistas cubanos también lamentaron su partida y resaltaron su legado. “Ha muerto mi amigo LAZ, señor caricaturista, amigo entre los amigos, maestro del humor… luchaba contra la mala suerte, no se cruzaba de brazos”, escribió Francisnet Díaz Rondón. Por su parte, César Carrizo citó una de sus frases con humor dolido: “Está dura la calle, mi hermano, hasta a los blancos les están pidiendo documentos”.

La trayectoria profesional de LAZ abarcó más de cuatro décadas, durante las cuales participó en decenas de exposiciones individuales y colectivas, tanto dentro como fuera de Cuba. Recibió cerca de un centenar de premios nacionales y más de veinte reconocimientos internacionales. Su trabajo fue distinguido en certámenes en Italia, México, Grecia, Colombia, Brasil y Estados Unidos, país al que fue invitado también como tallerista y jurado. Su alcance traspasó fronteras, pero su obra jamás se desvinculó de la realidad cubana. Como afirmó en una entrevista: “Uno dibuja lo que ve, y en Cuba lo que uno ve muchas veces no necesita exageración”.

"Tenía poca paciencia para los alardosos y los comunistas", escribió Garrincha.
"Tenía poca paciencia para los alardosos y los comunistas", escribió Garrincha. / Facebook / LAZ

Más allá del talento gráfico, LAZ cultivó una ética coherente con su arte. No toleraba la censura ni se plegaba a la corrección oficial. Una de sus anécdotas más recordadas ocurrió en la redacción de Juventud Rebelde, cuando presentó una viñeta sobre el mercado habanero de 3ra y 70, en la que el vuelto de la compra se daba en caramelos. Un editor le advirtió que el dibujo probablemente no se publicaría. LAZ insistió, lo entregó de todos modos y se mantuvo fiel a su máxima: “Que la quiten ellos”.

En sus últimos años se mantuvo activo, aunque menos presente en los medios estatales. Su enfermedad no lo apartó del humor ni de la reflexión. “La muerte no es tema tabú para un caricaturista”, dijo en una de sus últimas entrevistas. 

Su colega Gustavo Rodríguez, conocido como Garrincha, escribió en su muro de Facebook: “Tenía poca paciencia para los alardosos y los comunistas. Falleció Humberto Lázaro Miranda Ramírez, y eso me ha echado a perder el día. Descansa, negro. Te lo mereces”.

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