Hartos de esperar por el gas licuado, los cubanos enfrentan los riesgos de comprarlo ‘por la izquierda’

  • Rellenar con gas natural balitas preparadas para el GLP produce explosiones, advierte una especialista
  • El martes 27 de mayo comenzará la venta en el oriente cubano, aunque han paralizado la venta en varias provincias del centro

La escasez de gas licuado, los prolongados apagones y un aumento considerable en el costo de la vida son los problemas que más atormentan a los ariguanabenses.
Las autoridades señalan que la falta de GLP incide en la demanda de luz. / 14ymedio
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22 de mayo 2025 - 09:52

Madrid/“Aquí en Marianao hace unas semanas hubo una explosión con lesionados. Estaban rellenando balitas de gas licuado con las líneas de gas natural comprimido”, cuenta una habanera. Es una de las consecuencias del desabastecimiento del gas licuado de petróleo (GLP), que tiene a más de 1,7 millones de hogares en Cuba sumidos en la desesperación. 

Después de meses buscándose la vida para cocinar, los clientes de la Unión Cuba Petróleo (Cupet) comenzarán a poder comprar el gas por el que tanto han esperado, aunque solo en la zona oriental. El resto deberán aguantar al menos dos o tres días más hasta que llegue el gas que, después de la espera en el puerto de Santiago de Cuba, pudo pagar por fin el Gobierno. Por lo pronto, las autoridades han paralizado de nuevo la venta anunciada en varias provincias: Sancti Spíritus, Villa Clara, Ciego de Ávila, Matanzas y Cienfuegos.

La carencia ha fomentado todo tipo de prácticas de riesgo, como la relatada por la residente en Marianao, que es especialista en el sector. En las redes sociales no ha sido extraño presenciar en este tiempo la compraventa de gas natural y las demandas, en grupos como Revolico, para rellenar las balitas. “Es un riesgo altísimo, porque las líneas de gas natural mantienen una presión equilibrada, con estándares de operación, y no es la misma presión en una línea de distribución que en un botellón. Hay gente creyéndose que es lo mismo pero no, no es el mismo proceso para distribución y compresión de gas”, explica Zea Gisselle.

"En resumen, para llenar una balita de gas licuado con gas natural metano, y cubrir su volumen total, van a tener que someter a la balita casi al doble de su presión por diseño”

La joven, que trabajó en la Planta de Gas Metanado, describe los peligros de este tipo de prácticas. “El gas licuado es comprimido, ofrece mayor cantidad calórica que el natural precisamente porque el propano y el butano se comprimen. El gas natural, con la misma cantidad (volumen) que el gas licuado, siendo metano, ofrece menor cantidad calórica. En resumen, para llenar una balita de gas licuado con gas natural metano, y cubrir su volumen total, van a tener que someter a la balita casi al doble de su presión por diseño”, advierte.

La especialista avisa de que los “innovadores y racionalizadores reyes de la venta” no disponen de los aparatos necesarios para operar con seguridad –manómetros– o, realizan prácticas muy peligrosas subestimando los riesgos, entre ellas fumar mientras rellenan la balita. “Es una bomba de riesgo y tiempo en nuestras cocinas, porque además, el gas licuado es más denso que el gas natural y, el gas natural se esparce más rápido y es más volátil en el aire”, concluye, a la vez que recalca la importancia de prevenir y gastarse el dinero solo cuando aparece la venta oficial. 

En el río revuelto, siempre hay quien piensa ganar. Es por ello que la balita cuesta, en el mercado informal, más de 100 dólares, una cifra prohibitiva para la mayoría de la población, especialmente jubilados, madres solteras y personas vulnerables. Y sin garantías de seguridad. En enero de este año, una explosión en La Habana provocó la muerte de una niña de seis años, y en febrero volcó un camión cisterna en Santiago de Cuba, dejando dos muertos y seis heridos.

Además, en varios puntos de distribución se han detectado robos, apropiaciones indebidas y descontrol en la numeración de los cilindros. En La Habana, un chofer de la empresa de gas fue detenido por malversación y asociación ilícita, en una red que, según las investigaciones, implicaba también a directivos de Cupet. 

“Algunos choferes de ómnibus nacionales transportan balitas de gas junto al equipaje de los pasajeros", cuenta una fuente, viajero frecuente de La Habana a Sancti Spíritus y testigo de este tipo de situaciones. "Para nadie es un secreto que trafican cualquier cosa de una provincia a otra, pero esto sí que es realmente peligroso. Es un milagro que no haya explotado nunca una guagua de esas”.

“Algunos choferes de ómnibus nacionales transportan balitas de gas junto al equipaje de los pasajeros"

Hace apenas unos días, Televisión Cubana anunció con tono triunfal la culminación del mantenimiento en la refinería de Cienfuegos. El reportaje prometía que el suministro estaba asegurado para hospitales, centros vitales y población del centro del país, como afirmaron este miércoles las autoridades en la Mesa Redonda, que dijeron que las provincias centrales, desde Villa Clara a Ciego de Ávila, se abastecerán en ese punto. Pero la producción nacional apenas cubre el 13% de la demanda y el resto depende de importaciones cada vez más caras, que han subido casi un 40% en los últimos seis meses. 

En provincias como Matanzas, más de 100.000 hogares están sin cilindros, y la distribución funciona a media máquina. En La Habana, Artemisa y Mayabeque, alrededor de 99.000 clientes no accedieron al servicio entre octubre y noviembre de 2024. En algunas localidades del oriente cubano, la espera por una recarga supera los dos meses. 

Mientras los tanqueros esperan en la costa a que se pague el combustible, la población espera frente a los puntos de venta que se abran los candados del almacén o vuelven a cocinar con leña, a veces incluso con sus propios muebles, ya que el precio del carbón se ha disparado en el mercado informal, alcanzando los 2.000 pesos por saco. Aquí, la vuelta al fogón no es por nostalgia, sino por necesidad.

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