La inexplicable prosperidad de Richmeat, empresa cubana disfrazada de mexicana
Pese a la baja calidad de sus productos, como el picadillo El Cocinerito, la marca abrirá un nuevo negocio en el Club Náutico
La Habana/México/Mientras la economía cubana se hunde irremediablemente y vive una profunda crisis alimentaria, llama la atención la escandalosa prosperidad de una empresa que se dedica a la industria de la carne. Richmeat, fabricante del picadillo El Cocinerito, está a punto de abrir un nuevo negocio en un enclave privilegiado, el Club Náutico de La Habana, en el municipio de Playa.
Con el nombre de sus muy conocidas salchichas, La Favorita, la firma gestionará todo un complejo de tiendas en virtud del convenio que acaba de firmar con Tiendas Caribe.
Según la prensa oficial, que dio noticia del acuerdo el pasado lunes, la “operación abarcará tanto la venta minorista como mayorista de alimentos, con un enfoque inicial en productos cárnicos”. Las ventas serán también en línea y no se detendrán con ese primer establecimiento físico de Playa, del que no han dado fecha de inauguración, sino que tendrán tres más en una “primera etapa”. A medida que “el proyecto avance”, detalló Cubadebate, “se planificará su expansión a otros territorios del país”.
La “operación abarcará tanto la venta minorista como mayorista de alimentos, con un enfoque inicial en productos cárnicos”
El acuerdo es el segundo de su tipo que concreta la corporación estatal perteneciente al Grupo de Administración Empresarial (Gaesa), después del firmado con Vima para la tienda de Infanta y Santa Marta, en Centro Habana, inaugurada el pasado enero.
No es la única similitud entre ambas marcas. Al igual que ocurre con la fundada por el español Víctor Moro Suárez, los productos de Richmeat son poco estimados por los cubanos, aunque a menudo suponen la única opción proteínica en la canasta en medio de la escasez perpetua. “Ese picadillo no hay quien se lo coma”, es el comentario de numerosos consumidores cuando reciben esos tubos de 400 y 800 gramos, que se comercializan bajo la marca de El Cocinerito y La Favorita, respectivamente.
Otra coincidencia con Vima: ambas empresas están registradas en el extranjero, en México en el caso de Richmeat, pero ninguna de las dos son conocidas en sus respectivos países. Es en Cuba donde tienen preeminencia y donde reciben todo tipo de agasajos.
Richmeat, incluso, tiene entrada en Ecured, donde se refieren a ella como “una instalación moderna procesadora de cárnicos, con altos estándares tecnológicos y productivos, que provee al mercado interno del país”, que “cuenta con una capacidad de producción instalada de 400 toneladas en una sola línea de producción, lo cual representa 180 toneladas mensuales de producto”.
No hay indicios de que Richmeat sea una empresa realmente mexicana y no una firma cubana “disfrazada” de extranjero
La wikipedia de la Isla remarca al final de su breve texto: “Es una empresa creada con 100% de capital extranjero”. Su carácter foráneo es algo en lo que insisten cada vez que presentan la firma en alguna información, aunque, a la vez, presumen de que “cerca del 99% de su fuerza laboral es cubana”. Así en la nota para presentar la tienda de Playa: “empresa de capital extranjero procedente de México, fue el primer usuario foráneo aprobado en la Zona Especial de Desarrollo de Mariel”, en 2015.
Sin embargo, más allá de su registro legal, efectivamente en México, y la nacionalidad tanto de su presidente, Luis Alberto González Hernández, como de su vicepresidenta, Alejandra Chapela Díaz –ambos presentes en la firma del reciente acuerdo con Tiendas Caribe–, no hay indicios de que Richmeat sea una empresa realmente mexicana y no una firma cubana “disfrazada” de extranjera.
Los más importantes organismos mexicanos de la industria cárnica no tienen esa empresa registrada. Ni el Organismo Nacional de Certificación y Verificación Agroalimentaria, ni la Asociación Nacional de Establecimientos Tipo Inspección Federal (Anetif), ni el Consejo Mexicano de la Carne.
“Esto ha de ser porque opera sus productos directamente en Cuba, es decir, no salen desde México”
Aún más significativo es que no tenga noticias de Richmeat el Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria (Senasica), la instancia mexicana encargada de emitir los certificados zoosanitarios para exportar carne y productos derivados. “Esto ha de ser porque opera sus productos directamente en Cuba, es decir, no salen desde México”, argumentó un funcionario de ese organismo que pidió anonimato.
Esto explicaría la pésima calidad de los productos. La carne en México tiene fama acreditada, y no en vano el país es uno de los principales exportadores de vacuno del mundo. De acuerdo a una fuente conocedora, Richmeat adquiere la carne en la Isla, y uno de los sitios donde compran es la CCS (cooperativa de crédito y servicio) Rigoberto Corcho, en Artemisa.
No obstante, en páginas mexicanas especializadas en comercio exterior, Richmeat sí figura como firma exportadora –a un solo país: Cuba–, aunque no hay un solo rasgo de exportaciones de productos cárnicos.
En cuanto a las direcciones registradas por Richmeat en la Ciudad de México, no hay en ellas ni fábrica ni oficina, según atestiguó este diario.
La carne en México tiene fama acreditada, y no en vano el país es uno de los principales exportadores de vacuno del mundo
Si alguien llama a los teléfonos que figuran en sus páginas, tendrá la siguiente experiencia, por la que pasó 14ymedio: una recepcionista contestará amablemente y preguntará con quién se desea hablar. Si se menciona a Luis Alberto González Hernández o a Alejandra Chapela, puede pasar dos cosas: que respondan que ese momento no se encuentran, “dejen sus datos, ya devolveremos la llamada”, o que les digan, también muy amablemente, que esperen en la línea. Y se esperará y se esperará hasta que, finalmente, cuelguen el teléfono sin ninguna explicación.
Si, cansados de repetir la llamada, preguntan a la recepcionista: ¿es que los dueños nunca van a trabajar?, la empleada contestará: “Sí se presentan, pero lo único es que no se presentan todos los días”.
Si se opta por visitar físicamente las “oficinas principales”, en Insurgentes Sur, comprobará por sí mismo que no se trata de un “edificio de Richmeat”, sino un espacio compartido con otras muchas empresas, y que no habrá ningún trabajador que reciba a nombre de la firma cárnica, que tan solo cuenta con una oficina.
¿Cuál, pues, es el origen de Richmeat y de dónde surge su vínculo con la Isla? No está del todo claro, pero las primeras menciones públicas se encuentran en 2015, en pleno deshielo del entonces presidente estadounidense Barack Obama, cuando el Gobierno mexicano de Enrique Peña Nieto inició su propio acercamiento al régimen para abrir negocios. En esos años, más de 150 empresas contactaron con ProMéxico –el hoy desaparecido organismo de promoción exterior del país nortaeamericano– en búsqueda de oportunidades en la Isla, y entre ellas estaba Richmeat.
“Sí se presentan, pero lo único es que no se presentan todos los días”
Desde luego, el matrimonio formado por González y Chapela son legalmente los dueños de la empresa. Sobre el tema, un conocido de la mujer asegura que “en su llegada a Cuba, en 2011, Richmeat contó con el apoyo de la Embajada de México en Cuba” y que la familia de la empresaria, licenciada en la Universidad Anáhuac, “tiene relación con el tema aduanal”. En aquel momento, explica esta amistad, “hablaba de una empresa que brindaba servicios a comedores industriales, supermercados, hoteles y centro educativos, pero es verdad que la marca como tal nunca la hemos visto en México”.
La misma fuente refiere que en la Isla cuentan con más de 100 trabajadores y siguen, asegura, “buena política de inclusión”: entre un 30% y 40% de la plantilla son mujeres.
Que sea verdaderamente cubana y no mexicana puede explicar esa “presencia constante” de Richmeat “durante más de ocho años”, en la que hacía hincapié la nota del lunes de Cubadebate, “incluso en los períodos más críticos durante la pandemia de covid-19”.
Lo que están claros son los privilegios con los que cuenta la firma, que a menudo es alabada en la prensa oficial. Una de las veces más sonadas, el pasado octubre, tras el paso del huracán Oscar, por donar 100 toneladas de picadillo para los damnificados.
La misma fuente refiere que en la Isla cuentan con más de 100 trabajadores y siguen, asegura, “buena política de inclusión”
Los gruesos dividendos que obtiene Richmeat en la Isla también son evidentes. Para ello, fue fundamental el año 2023, cuando firmó con Consumimport un contrato para suministrar sus productos cárnicos a “formas de gestión no estatal”. La comercializadora estatal, también perteneciente al conglomerado militar Gaesa, fue entonces sede de un “intercambio” con empresarios particulares de la Isla “para explorar las amplias carteras de oportunidades que ofrece la empresa Richmeat de México para estimular el crecimiento del sector privado, brindando beneficios a la hora de adquirir sus productos”.
Meses antes, en 2022, Richmeat había dado inicio oficial a la construcción de una nueva fábrica en la ZEDM, ampliación de sus instalaciones establecidas siete años antes. Su apertura se prevé para 2027, con una capacidad productiva de 7.000 toneladas de salchichas al mes, elaboradas con las “más altas tecnologías” y la promesa de “altos estándares de calidad en sus procesos”. En aquel momento, el diario Granma ensalzaba que la fábrica se encontraba en “su nivel más alto de producción”, con capacidad para 3.000 toneladas mensuales de picadillo mixto condimentado.
La opacidad de las finanzas de Richmeat y los privilegios de los que beneficia son indicios de que se trata muy probablemente de una empresa controlada por la cúpula del poder cubano. La pésima calidad de sus productos parece ser la confirmación definitiva de que solo los testaferros son mexicanos.