El Ministerio de Justicia insiste en su "respeto" a la masonería mientras arrecian las denuncias por injerencia
Masones
Varias logias creen que la única salida real es la intervención de organismos internacionales o fraternidades masónicas fuera de Cuba
La Habana/Pese a las crecientes denuncias de injerencia estatal en los asuntos internos de la masonería cubana, el Ministerio de Justicia ha asegurado este lunes que mantiene una relación "histórica de cercanía y respeto" con la fraternidad. Sin embargo, las detenciones de masones, la presencia de agentes de la Seguridad del Estado en la sede de la Gran Logia de Cuba, y las amenazas de bloqueo financiero desmontan la versión oficial ofrecida por el ministro Oscar Silvera.
El pronunciamiento llegó a través de un intercambio televisado entre el titular del ministerio y el periodista del oficialismo Lázaro Manuel Alonso. Según Silvera, los señalamientos de control gubernamental sobre las logias provienen de “criterios distorsionados” y “malintencionados”, y negó categóricamente cualquier forma de “interferencia, favoritismo o privilegio” por parte de su organismo.
El escenario dentro y fuera de la sede de la Gran Logia este domingo desmienten la narrativa del ministro de Justicia
No obstante, el escenario dentro y fuera de la sede de la Gran Logia este domingo desmienten esa narrativa. Desde horas tempranas, masones denunciaron en redes sociales la presencia de efectivos de la Seguridad del Estado en las inmediaciones del templo en Carlos III.
En cambio, el ministro intentó blindarse con legalismos. Aseguró que la Ley de Asociaciones (Ley 54/1985) otorga a su cartera la facultad de “controlar y cuidar” el funcionamiento de las asociaciones, incluidas las fraternales como la masonería, y citó extensamente el cuerpo normativo masónico como muestra de su “amplia capacidad” de autorregulación. Según él, corresponde a los propios masones resolver sus diferencias “desde sus normas”, sin intervención estatal.
La contradicción es evidente: mientras proclama respeto y no intervención, el Estado ha desplegado vigilancia, coerción y censura sobre una institución que históricamente se ha definido por su autonomía y valores de libertad, fraternidad y pensamiento independiente.
Urquía también arguyó que sus contrincantes no habían seguido la normativa correctamente
Ni el ministro ni el periodista mencionaron cómo su Organismo apoyó y protegió al ex Gran Maestro Mario Urquía Carreño, a pesar del escándalo por el robo de 19.000 dólares. No dijeron una sola palabra sobre cómo Urquía, desenmascarado por sus propios “hermanos”, pero astuto y bien asesorado, arguyó que sus contrincantes no habían seguido la normativa correctamente y, con un aval del Ministerio de Justicia, se reinstaló en su oficina en 2024.
Silvera tampoco hizo referencia a que, en mayo pasado, quisieron imponer a Lázaro Cuesta Valdés al mando del Supremo Consejo para el grado 33. Y cuando varios masones apostaron por reelegir al incómodo José Ramón Viñas, su ministerio amenazó con derogar su reconocimiento oficial a la asociación y congelar sus cuentas bancarias.
El periodista nada preguntó sobre la detención durante varias horas, el pasado sábado, de Juan Alberto Kessel Linares y Víctor Bravo Cabañas, elegidos por más de 209 logias como Gran Maestro y Gran Secretario, respectivamente, el 25 de mayo.
El Registro de Asociaciones ha impuesto una agenda, presionando para colocar figuras leales al régimen
La crisis actual en la masonería cubana, una de las instituciones civiles más antiguas del país, se agudiza desde hace meses tras las impugnaciones al proceso de elección del Gran Maestro y a las crecientes muestras de favoritismo por parte del Estado. En lugar de mediar de forma imparcial, aseguran los críticos, el Registro de Asociaciones ha impuesto una agenda, presionando para colocar figuras leales al régimen y utilizando su posición como ente rector, para condicionar recursos, reuniones y decisiones internas.
Dentro de la propia organización se vive un ambiente de “hostigamiento” y “miedo”, según expresaron a 14ymedio fuentes internas. La masonería ha sobrevivido al control y la censura bajo una vigilancia constante.
“El discurso del ministro está decorado. Habla de respeto, pero lo que estamos viviendo es intervención y castigo al disenso. Nos quieren obedientes”, aseguró el masón consultado, que se niega a aceptar lo que considera un “golpe institucional”.
"Eso no es respeto. Es manipulación"
En redes sociales y grupos internos de la fraternidad circulan denuncias, grabaciones y documentos que revelan un proceso profundamente viciado. La crisis, lejos de resolverse con las palabras oficiales, ha escalado a un punto en que, según varias logias provinciales, la única salida real es la intervención de organismos internacionales o fraternidades masónicas fuera de Cuba.
“El ministro dice que la masonería tiene las herramientas para resolver sus problemas. Lo que no dice es que él mismo ha saboteado esas herramientas”, concluye la fuente. “Y eso no es respeto. Es manipulación".