El 'químico' ya no es cosa solo de pobres en Cuba

Un joven médico cuenta a '14ymedio' que entre sus colegas "hay muchos enganchados" a esa droga barata y muy adictiva

Hospital Calixto García, de La Habana.
Hospital Calixto García, de La Habana. / 14ymedio
Natalia López Moya

21 de abril 2025 - 15:36

La Habana/"Hora de la muerte 2:32 de la madrugada, causa: paro cardíaco", resume el certificado de defunción de un joven habanero de 28 años que a inicios de este año murió en el Cuerpo de Guardia del Calixto García, en La Habana. Las breves líneas, sin embargo, esconden una historia mucho más dramática de adicción, consumo de drogas y escasos recursos del sistema sanitario cubano ante el avance del químico.

"Yo estaba de guardia esa noche y cuando llegó pensé que tenía un ataque de asma", recuerda Marieta, una enfermera del centro hospitalario con el nombre cambiado para este reportaje. "Vino acompañado de dos amigos pasada la medianoche de un sábado que normalmente es un día que vienen muchos casos de gente herida con arma blanca, cortes con botellas lanzadas en alguna fiesta y también altercados domésticos", detalla.

Cuando se graduó, hace ya dos décadas, Marieta recuerda que los fines de semana en el Cuerpo de Guardia del céntrico hospital, a pocos metros de la calle 23 con sus clubes, sus bares y sus centros recreativos, los protagonizaban "el alcohol y las fajazones". Los médicos y enfermeros recién incorporados recibían los turnos más conflictivos y en esas largas horas de las madrugadas de sábado y domingo, la sanitaria aprendió muy bien a "coser cabezas y heridas de navajas mientras la peste a ron del paciente casi no dejaba respirar", recuerda ahora.

"Cada vez llegan más casos de gente intoxicada con drogas"

Sin embargo, desde hace un tiempo el convidado de piedra de las guardias nocturnas ha cambiado. "Cada vez llegan más casos de gente intoxicada con drogas, especialmente con el químico pero ya en los últimos meses hemos tratado casos que se han metido todo tipo de mezclas", explica a 14ymedio. Uno de los graves problemas que enfrentan los profesionales de la salud que asisten a estos pacientes radica en la falta de información sobre lo que les ha ocurrido.

"Un herido de un accidente se sabe que lo atropelló un carro o lo chocó una moto, porque los propios acompañantes lo vienen diciendo, dando pelos y señales, pero con los drogadictos no es así", asegura. "Hemos tenido casos que los dejan tirados en la rampa de entrada y salen corriendo para no dar la cara, otros que vienen acompañados pero esa gente no habla, no dice qué fue lo que le pasó o dicen que se empezó a sentir mal y ya".

No solo se ve el avance de la drogadicción entre los pacientes atendidos en urgencias. El propio sector médico está siendo sacudido por el químico, que se vende ahora mismo en La Habana a un precio que oscila entre los 150 y los 200 pesos la dosis. Una libra de frijoles cuesta más que uno de esos papelillos en que se envuelve la sustancia para su comercio ilícito. En un país donde los productos básicos suben, esta droga sigue siendo sorprendentemente barata.

Un joven galeno cuenta a este diario que entre sus colegas "hay muchos enganchados" a la adictiva mezcla. "Está saliendo de la zona marginal", advierte sobre el compuesto, "mi novia y varios amigos de la carrera están consumiéndolo de forma descontrolada, ya no es cosa solo de pobres".

Entre sus casos más complicados, algunos que recientemente han llegado con serios problemas para respirar y falla cardíaca después de haber consumido el 'químico'

En los Cuerpos de Guardia, un policía toma nota de los casos que llegan con heridas de cuchillos, disparos o signos de violencia, pero el protocolo para los consumidores de drogas que vienen en mal estado “no es tan claro", asegura la mujer. "Si es una intoxicación ligera ni el propio médico quiere reportarlo para no meter en problema al paciente, pero hay algunos que vienen en un estado que es evidente que están muy drogados y eso no hay cómo esconderlo".

Entre sus casos más complicados, algunos que recientemente han llegado con serios problemas para respirar y falla cardíaca después de haber consumido el químico, la droga más popular ahora mismo en La Habana. Con una fórmula que puede variar según quien la prepare, su base es la marihuana sintética mezclada con fármacos, algunos destinados al tratamiento de la epilepsia, tranquilizantes para animales o compuestos destinados a las cirugías. Una vez enganchados, los adictos prueban otras combinaciones muy riesgosas, como añadir lidocaína, un anestésico local que se consigue fácilmente en el mercado informal de la Isla.

"Vi morir a un muchacho que no había cumplido ni 18 años todavía porque cogió uno de esos parches con lidocaína que se ponen, sobre todo en la espalda, cuando se tiene algún dolor, lo cortó en pedacitos chiquitos y lo consumió, enseguida tuvo efectos neurotóxicos y cardiotóxicos, cuando lo trajeron ya no había nada que se pudiera hacer", cuenta. "No solo están haciendo mezclas con fármacos que son difíciles de conseguir o más caros, ahora el medicamento menos controlado puede ser un peligro si se consume de manera incorrecta o junto a otras sustancias".

Entre los productos más importados por las mulas a la Isla, amparadas por la exención de aranceles a los alimentos y las medicinas, no están solo el café, las especias o las multivitaminas, sino también los populares parches de lidocaína que tienen, en una población tan envejecida como la cubana, una amplia demanda. Ligeros, sin controles en la Aduana y aparentemente inofensivos, en las manos equivocadas esos emplastos se convierten en un peligro.

En una sociedad muy locuaz a la hora de definir los fenómenos ilegales, sorprende que apenas hay un término claro para definir al traficante

"Después de la ingestión oral, la lidocaína entra muy rápido en la circulación sistémica debido al extenso metabolismo hepático que tiene el compuesto", advierte un galeno de otro hospital habanero que prefiere el anonimato. "Comienza su acción bien rápido y los signos de intoxicación empiezan a notarse entre los primeros 10 o 25 minutos, para cuando esos pacientes llegan a un Cuerpo de Guardia su cuadro clínico está muy avanzado".

La omertá se extiende entre los adictos y sus acompañantes en los hospitales. Detallar lo que consumieron puede atraer la atención de la Policía, que los presionará para que denuncien al traficante. Enclavados en las barriadas más pobres de la capital cubana, los productores y vendedores de químico, ambrosio y otras mezclas son, la mayoría de las veces, personas rudas que amenazan con tomar represalias contra los soplones y sus familias.

En una sociedad muy locuaz a la hora de definir los fenómenos ilegales o los tejemanejes del mercado informal, sorprende que apenas hay un término claro para definir al traficante. Esa figura que en otras partes se conoce con expresiones que van desde el conocido camello, pasando por gomero hasta el explícito coquero, en Cuba recién empieza a tener nombre propio. En un país donde la lotería ilegal, conocida como bolita, tiene una amplio catálogo de términos y la prostitución también carga con un vasto vocabulario, el mundo de la droga, sin embargo, es más parco, como si las palabras no hubieran logrado evolucionar a la misma velocidad que el químico se expande por las calles.

"Quimiquero le dicen algunos", advierte El Pury, un residente en la barriada de Los Sitios que conoce bien los daños que las drogas están causando entre los jóvenes de su comunidad. Orgulloso de llevar "diez años limpio" después de que tuviera que pasar por la sala de adicciones de un hospital psiquiátrico, ahora trabaja de camillero. "Estuve en el monstruo y le conozco las entrañas", reinterpreta la conocida frase de José Martí.

"Nada más que veo un chiquillo de eso llegar temblando, flaco porque casi no come y con la piel color papel cartucho ya sé que eso es por la droga", detalla. "Una cosa es verlo en las películas, que te lo cuente alguien que viene del extranjero y otra vivirlo aquí". Hace dos semanas tuvo que trasladar en una camilla un cadáver desde el Cuerpo de Guardia hacia la morgue. La causa oficial de la muerte fue un paro respiratorio, pero El Pury sabe que aquel joven falleció "por la mierda esa que está acabando con todo".

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