El 'tarifazo' de Etecsa obliga a los cubanos a volver a los peligrosos parques wifi
Matanzas
En Matanzas, los usuarios cuentan las dificultades para conectarse a la red y los robos de cuentas por piratas informáticos
Matanzas/El tarifazo de Etecsa ha devuelto, de repente, al pasado a cientos de cubanos para los que ya era historia aquello de acercarse hasta un punto wifi para conectarse a internet. Pero el tiempo también ha pasado por esos lugares, que no son ya lo que eran. Los apagones y el aumento generalizado de los robos y la violencia hacen sentirse vulnerables a quienes se ven obligados a recurrir a esta opción, a falta de una conexión eficaz en los hogares y los caros y mal gestionados datos.
“Yo estudio”, cuenta Yusmari sentada en un banco del paseo Martí, en la barriada de Versalles de la ciudad de Matanzas. “No es que todo lo que hago por internet es estudiar, pero si la mayoría de las veces, los supuestos 6 GB extra para estudiantes, por lo menos en la universidad Camilo Cienfuegos, se han demorado”, lamenta. Los trabajos no esperan, explica la joven, que subraya lo cortos que se quedan los paquetes. “Los 500 MB al mes que nos dan en la misma escuela se van en nada, porque un PDF de consulta puede pesar más de 50mb fácilmente y tienes que sacar turno para tu tiempo de máquina. No queda más que la wifi del paseo”, relata.
Pero Yusmari sabe que el paisaje no es el mismo que hace una década. “Ahora existe un ambiente de inseguridad, si le sumamos a que el alumbrado público, por la cuestión de los apagones, no funciona casi nunca. Hay que tener cuidado con venir sola. Nunca me ha sucedido nada, pero si hay quien arrebata un celular en plena calle a la luz del día, qué no van a hacer de noche…”, conjetura.
"Ahora existe un ambiente de inseguridad, si le sumamos a que el alumbrado público, por la cuestión de los apagones, no funciona casi nunca"
La calidad de la conexión tampoco da para muchas alegrías. “Hay parques que la tienen mejor o peor", dice Orestes, que utiliza la wifi para descargar archivos mientras espera su transporte para llegar a Varadero, dónde trabaja como músico. “Todo depende de los usuarios, en mi caso es de las peores ya que no hay mucho Nauta Hogar en esta zona y la gente apunta sus equipos al parque, así no tienen que salir de la casa. Muchas veces en menos de una hora el teléfono se desconecta más de 10 veces y tienes que recomenzar el proceso de autentificación”, sostiene. La velocidad promedio de descarga en la banda ancha fija es de 2,73 Mbps y una velocidad de subida de apenas 0,96. Estos resultados sitúan a Cuba en el puesto 159 de 159 países evaluados según SpeedTest.
Orestes se queja de que a veces es imposible siquiera entrar al portal de usuario de Etecsa. “Y para colmo existen portales clonados que te roban la cuenta y contraseña con total impunidad. Al final con paciencia se resuelve y por lo menos algo te deja descargar pero es una lucha constante”, dice.
Y es que, como dice el joven músico, la inseguridad no es solo física, también informática. “Varias personas se han quejado”, cuenta una trabajadora de un telepunto cercano. “Sobre todo personas mayores, pero yo no puedo hacer nada, solo elevar sus quejas a los encargados. Mis funciones como trabajadora de la empresa son comerciales solamente”. La inversión de Etecsa en ciberseguridad parece ser nula, afirman ambos.
La gran alternativa a las zonas wifi públicas eran, antes de que funcionaran los datos, los hoteles. En el caso de Matanzas, no pocos se acercaban al Velasco y el Louvre, en el centro de la ciudad, por sus buenas opciones para navegar. Al ser redes de servicio al extranjero, la velocidad era mucho mejor –hasta 4 MB de transferencia de datos– y bastaba con crear una cuenta en la misma Nauta pero que solo funcionaba en esos hoteles.
La gran alternativa a las zonas wifi públicas eran, antes de que funcionaran los datos, los hoteles. En el caso de Matanzas, no pocos se acercaban al Velasco y el Louvre
“Dejó de existir la opción, por lo menos para los cubanos que la utilizábamos”, dice Reinaldo quien trabaja como freelance. “Un día, sin más ni más, me dijeron que no podían recargar mi cuenta porque el servicio era solo para huéspedes, a pesar de que somos los clientes cubanos los que llenamos el lobby y el bar, tanto del Velasco como del Louvre”, recuerda.
“Y, a diario, pasaba más de tres horas ahí y consumía bastante, incluso almorzaba varias veces por semana. Pero ahora esa red está subexplotada y muchas personas que creamos nuevas formas de entrada de divisas al país tenemos que buscar nuevas vías. Todos perdimos en esta”, dice con resignación.
Uno de los trabajadores del Louvre confirma que si no eres cliente no puedes tener una cuenta para conectarte a internet en el hotel. “No sé la razón, y no es que en lo personal no quiera sino que un día vino esa ley de arriba y así se quedó todo”, afirma. “Yo como trabajador debo acatarla, aunque me parece extremista. Más ahora, con la polémica de los datos móviles”. El empleado sostiene que antes, con la excusa de conectarse a internet, el bar se llenaba de clientes nacionales que ahora se han perdido. “A veces –rememora– , ni abasto dábamos”.