Los taxis Moskvitch que enviará Rusia a Cuba competirán con los de la era soviética
Internacional
Moscú considera enviar 50 vehículos, 25 del modelo Moskvitch 3, de combustible, y otros 25 Moskvitch 3e, completamente eléctricos
La Habana/Los incómodos Moskvitch del siglo pasado que transportan pasajeros de forma particular en La Habana podrían pronto tener competencia: vehículos rusos de la misma marca, pero décadas más jóvenes, enviados por Rusia. Al menos eso prometió el alcalde de Moscú, Sergei Sobyanin, a Miguel Díaz-Canel en la visita que el mandatario hizo a la fábrica de estos automóviles durante su viaje al país esta semana.
El pasado abril, el viceprimer ministro ruso, Dimitri Chernyshenko, prometió al régimen ayuda para revivir el decaído transporte público, y habló entonces, sin que la prensa revelara los detalles, de enviar una flota de Moskvitch. Ahora es Díaz-Canel quien va en persona a revisar el trato que, según reveló el alcalde moscovita, ya tiene previsto el envío de un primer cargamento.
Inicialmente, contó el político al mandatario cubano, se considera enviar 50 vehículos, 25 del modelo Moskvitch 3, de combustible, y otros 25 Moskvitch 3e, completamente eléctricos.
Desde el envío hasta el mantenimiento, pasando por la instalación de la infraestructura de carga y hasta la formación de mecánicos y choferes –en Rusia al inicio, y más tarde a distancia–, todo corre a cuenta del Kremlin, que ha creado una compañía mixta con la Isla para administrar la flota de taxis. Frente a la incapacidad de la economía cubana para mantener incluso su propia flota en pie, será Rusia quien garantice “el funcionamiento ininterrumpido de los vehículos eléctricos”.
“Espero que estos autos adornen las calles de La Habana y hagan más cómodo el desplazamiento por su maravillosa ciudad”
En el futuro, dijo el alcalde, se espera que el número de Moskvitch –que se sumarán al mermado parque cubano– sea capaz de brindar servicios a la mayor parte de la población habanera y a los 150.000 turistas rusos que visitan la capital con rutas entre La Habana y Varadero.
“Espero que estos autos adornen las calles de La Habana y hagan más cómodo el desplazamiento por su maravillosa ciudad”, dijo Sobyanin.
Modernos, amplios y de colores llamativos, los nuevos Moskvitch tienen poco que ver con los que todavía circulan en la Isla, auténticas reliquias de la época de los subsidios soviéticos. El hecho de que sea Rusia quien los provea por su interés político en Cuba, y sin apenas beneficios a cambio, es el verdadero punto en común entre los vehículos de antes y ahora.
El propio Díaz-Canel reconoció la amplia presencia de Moskvitch en el país, especialmente de los años 60 a los 90, aunque ha ido mermando por la falta de piezas para repararlos y la obsolescencia que viene con las décadas de uso y su elevado consumo de combustible por kilómetro recorrido.
“Los empleados de esta planta pueden estar orgullosos de la alta calidad de sus productos, ya que estos autos antiguos de aquellos años que recordé aún circulan por las calles de Cuba. Esto se debe, por supuesto, a la alta calidad con la que los produjeron y a la creatividad y el ingenio de los mecánicos cubanos”, celebró.
El propio mandatario abandonó la fábrica con una dádiva que pondría a dar brincos a más de un cubano: la entrega de un vale de regalo de 10 Moskvitch 6.
En términos de transporte, Cuba depende casi exclusivamente de lo que otros países sean capaces de donar y de las empresas que estén dispuestas a importar vehículos. La prueba de esta carencia absoluta de fondos y recursos es la nueva modalidad implementada por Salud Pública y MVC Comercial, una importadora de vehículos tanto para empresas estatales como para privados.
Meses atrás, la prensa anunció que la institución comenzaría a rentar las ambulancias importadas por MVC, de la marca alemana Mercedes-Benz, en lugar de adquirir transporte propio. Unos 60 días después de poner a prueba el servicio, Granma asegura que los resultados son prometedores: el tiempo de respuesta del sistema de emergencias, por ejemplo, se redujo de unos escandalosos 31 minutos en 2024 a 18 en los últimos dos meses; y los de urgencias de 43 a 16.
Según este modelo de gestión, son los choferes los que deben responsabilizarse por el estado de las ambulancias, lo que, subrayaron las autoridades de Salud, “ha incidido positivamente en su cuidado y sostenibilidad”.
A MCV, sin embargo, le preocupa la incapacidad del Gobierno para pagar por sus servicios. “Poder reaprovisionarnos con nuevos equipos y hacer la expansión conlleva, fundamentalmente, que fluyan los pagos y logremos disponer de ese financiamiento”, dijo un directivo de la empresa, añadiendo que una buena gestión podría devenir una ampliación de la flota de ambulancias en la capital o su expansión hacia otras provincias.
Salud Pública, por su parte, aseguró que los pagos en moneda libremente convertible (MLC) y pesos a la empresa están “al día”. Pero, además de no aclarar si deben otras facturas en divisa, recordó a MCV que los pagos “están sujetos a las mismas vicisitudes financieras que impone el bloqueo”.