"Mi trabajo en el contraespionaje me sirvió para sobrevivir a la prisión"

Entrevista

Liberado tras 27 años en la cárcel y en aislamiento, Ernesto Borges da su testimonio a '14ymedio'

"Pasé mucho tiempo en aislamiento, no podía hacer catarsis con nadie sobre los largos períodos de interrogatorio."
"Pasé mucho tiempo en aislamiento, no podía hacer catarsis con nadie sobre los largos períodos de interrogatorio." / Cortesía / 14ymedio
Mario Félix Lleonart

02 de mayo 2025 - 14:40

Desde que salió de la prisión del Combinado del Este, tras 27 años encarcelado, Ernesto Borges no ha parado. Volver a casa, reencontrarse con sus familiares, asomarse a La Habana después de casi tres décadas sin desandar sus calles y comenzar numerosos trámites burocráticos, como solicitar un carné de identidad, han puesto a prueba la capacidad emocional y física del ex prisionero político.

En medio de esa vorágine, Borges ha conversado con 14ymedio sobre el largo tiempo que pasó encerrado y la importancia de la solidaridad en casos como el suyo.

Pregunta.- Su padre ha sido un activista constante por su liberación ¿Cómo ha sido ese apoyo?

Respuesta.- He vivido el apoyo que él me ha dado con mucha gratitud. Cuando lo miro con sus 85 años y el desgaste de la edad, se me oprime el corazón pero también siento un gran orgullo de tenerlo. No solo es mi padre; es, además, mi amigo. Lo he encontrado desgastado por el sufrimiento y la impotencia de tener un hijo preso, pero está vivo y eso es lo más importante ahora mismo.

El instructor me dijo que los padres que tenían un hijo preso eran como personas enfermas

Una vez, en un interrogatorio, el instructor me dijo que los padres que tenían un hijo preso eran como personas enfermas o que se comportan como si estuvieran en un permanente duelo por la muerte de un ser querido. Tenía razón. Yo lo he visto en mi padre, en mi hermano y en mi madre, que ya murió.

P.- Huber Matos escribió Cómo llegó la noche después de 20 años en prisión ¿Ha leído ese testimonio?

R.- Leí ese libro en la prisión de Guanajay, hace ya algunos años. Lo lograron entrar a la cárcel en dos partes y me gustó mucho por su franqueza, su sinceridad y su humildad. Pero sobre todo, lo que más recuerdo es la descripción que hace Huber Matos de la Sierra Maestra, donde yo nunca he estado. Él describe con tanto amor esa etapa en que estuvo alzado en las montañas, luchando contra [Fulgencio] Batista, que realmente es conmovedor. 

P.- ¿Ha conocido a muchos presos políticos en la cárcel?

R.- Conocí a varios de la causa de los 75 que fueron arrestados en 2003, entre ellos Omar Pernet Hernández, Jorge Luis González Tanquero, Osvaldo Alfonso Valdés y Efrén Fernández Fernández, entre otros que llevaron a la prisión de Guanajay donde yo estaba en ese momento. También conocí a otros en el Combinado del Este, como Rafael Ibarra Roque, también a Carlitos El Americano, del que no recuerdo el nombre. En fin, tuve contacto con varios de ellos, gente muy buena en general. 

También conocí a algunos manifestantes condenados por participar en las protestas del 11 y el 12 de julio de 2021

Me tocó confortarlos, darles ánimo. Algunos, aunque venían por delitos políticos, no tenían mucha preparación política e ideológica, habían reaccionado por puro instinto ante lo que estaba pasando en el país. Algunos de ellos, ni siquiera habían leído un libro, por lo que los alenté y compartí con ellos mi visión. También conocí a algunos manifestantes condenados por participar en las protestas del 11 y el 12 de julio de 2021, como Dayron Martín Rodríguez, de La Guinera, con el que establecí una amistad porque íbamos juntos a la asistencia religiosa. Lo condenaron a 25 años por el delito de sedición, una persona que ha sufrido mucho. También tuve contacto con Rolando Sarraff Trujillo, al que canjearon con Estados Unidos en diciembre 2014, una persona muy sufrida, también.

P.- ¿Cómo se sobrevive física, pero sobre todo mentalmente a más de un cuarto de siglo en la cárcel?

R.- Debo decir con franqueza que tuve varias ventajas para enfrentar un reto así. Primero está que caí preso muy joven, con apenas 32 años. También tenía preparación, mi trabajo en el contraespionaje me sirvió. Los mismos materiales que me estudié para preparar a los agentes que iba a convertir en doble agente me sirvieron para prepararme y sobrevivir el aislamiento y la prisión. En ese tiempo también leí mucho, estudié mucho, me propuse estudiar inglés, también me abrí a la fe.

Me salvó también el amor a Cuba

La fe ha sido una experiencia decisiva para mí. Si algo me deja la prisión es eso. Pasé mucho tiempo en aislamiento, no podía hacer catarsis con nadie sobre los largos períodos de interrogatorio, sobre las amenazas que recibí de que me iban a aplicar la pena de muerte y sobre eso de encajar los 30 años de sentencia. Me salvó también el amor a Cuba. Siento un amor inmenso por este país y la vida me dio también una familia maravillosa, sencilla. Mis familiares son los héroes anónimos de esta historia, han tenido que privarse de muchas cosas para llevármelas a prisión, han tenido que correr cuando necesitaba un medicamento, no titubearon en conseguirme los libros y los materiales de estudio que yo necesitaba para cultivarme.

P.- ¿Cómo vivió la solidaridad de activistas y exiliados?

R.- Los otros héroes de esta historia son los hermanos de la oposición dentro y fuera de Cuba, esos que me hicieron llegar los mensajes que tanto me reconfortaban aún en la peor soledad. Me he sobrepuesto a tanto porque, en realidad, nunca estuve solo, muchas personas me ayudaron a cargar la cruz. Hermanos de iglesias católicas, evangélicas y protestantes que han sido verdaderos discípulos de Cristo, predicando con el ejemplo personal. Me siento un hombre muy afortunado por todo eso.

Mi eterna gratitud para los que no me dejaron solo.

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