Vuelve la electricidad a La Habana y ahora falta el agua
Se pronostica un déficit energético de 1.300 MW para hoy mientras siguen llegando más tanqueros con petróleo y combustible
La Habana/Tras la caída el pasado viernes del sistema eléctrico nacional (SEN), la corriente no es lo único que les falta a los cubanos. En La Habana, la imagen de ancianos cargando cubetas o empujando carretillas con tanques de agua se ha vuelto frecuente. En algunos barrios, el ciclo de abasto se vio interrumpido por el apagón total y, desde entonces, no ha vuelto a llegar a los hogares “una gota de agua”.
Es el caso de Luyanó, en el municipio de Diez de Octubre, donde los vecinos que conversaron con 14ymedio aseguran que llevan “más de una semana”, desde el lunes 10 de marzo, sin agua. Normalmente, aseguran, el servicio funciona en días alternos. Las opciones para sortear la escasez van desde apelar a la bondad de vecinos con pozos hasta acudir a familiares con reserva para poder bañarse o cocinar.
En Nuevo Vedado, donde está ubicada la Redacción de este diario, la situación es similar. “Solo me queda una pequeña reserva y espero que esta tarde en la cisterna del edificio haya suficiente agua para poder bombearla al tanque”, asegura una vecina de la zona.
"Tuve que ir el lunes al hospital Hermanos Ameijeiras y había enfermeras quejándose de que no habían podido lavar los uniformes"
“Tuve que ir el lunes al hospital Hermanos Ameijeiras y había enfermeras quejándose de que no habían podido lavar los uniformes porque todavía no tenían corriente en sus casas”, añade la vecina, preocupada por la higiene de las empleadas que están expuestas a enfermedades e infecciones. En el centro, a pesar de contar ya con electricidad, “los servidores estaban caídos y no había red”, añade.
Según un artículo publicado ayer en Granma, la “mayor complejidad” con el abasto de agua se encuentra en la capital. Entrevistado por el medio oficialista, José Antonio Hernández Álvarez, directivo de Agua y Saneamiento en la provincia, explicó que no se contaría con el servicio hasta “la tarde-noche del miércoles” si se logra restablecer el suministro.
“La estabilidad en los sistemas de bombeo comienza alrededor de 72 horas después de ser energizados, en este caso luego de la reconexión del sistema eléctrico nacional, colapsado el pasado viernes”, añadió Granma.
El fin de semana de apagón total ha hecho a muchos rememorar los obstáculos que tuvieron que enfrentar a finales de año, cuando el SEN sufrió tres desconexiones en tres meses. En Holguín, en el otro extremo de la Isla, Manuel todavía lamenta que la mayor parte de los alimentos que tenía refrigerados hayan terminado en la basura. “A la abuela de mi esposa, que vive en el campo a unos cinco kilómetros de la ciudad, tuvimos que llevarle comida pues todo se le echó a perder también”, asegura.
El holguinero explica que esta semana todo ha vuelto a la “normalidad” a la que ya están acostumbrados, al menos en la ciudad cabecera. “Los apagones ya están programados y se cumplen como antes de la caída. Pero en las zonas de campo se demoran dos horas y más en poner la corriente, tomando como referencia el horario de programación”, refiere.
A partir de este lunes, y a pesar de que muchos cubanos siguen sufriendo las consecuencias del apagón total del fin de semana, la Unión Eléctrica comenzó de nuevo a emitir su parte habitual. Para este martes, el déficit se pronostica en 1.300 megavatios, un número que se ha vuelto estándar en los últimos meses y que representa casi la mitad de la demanda de la Isla.
La situación apenas la palian los tanqueros que llegan a la Isla y que se demoran en distribuir las toneladas de petróleo que traen. “Le tomó al Corossol cerca de 120 días descargar su preciado cargamento de combustible urgentemente necesitado”, dice a este diario el experto de la Universidad de Texas Jorge Piñón a propósito del buque cargado con 650.000 barriles de diésel que estuvo dando vueltas alrededor de la Isla desde noviembre antes de atracar en el puerto de Matanzas el 3 de marzo.
Lo mismo se repite, señala el especialista, con el Marlin Aventurine, que lleva esperando a descargar en la parte operativa de la Base de Supertanqueros de Matanzas desde el 5 de marzo. En el horizonte, con una llegada prevista a Matanzas el 1 de abril, explica, hay otro buque que se aproxima, el Marlin Ammolite, con un estimado de 330.000 barriles de combustible y procedente de Francia. “¿Tiene Cuba un problema en la capacidad de almacenaje en su cadena logística o un problema financiero?”, se pregunta Piñón, quien hace hincapié en que esos tres tanqueros “no provienen de México, Rusia o Venezuela, de donde no tendrían ningún tipo de demora por razones de pago”.
Todo son, por el momento, preguntas: “¿Es Cuba quien está pagando en efectivo por el combustible en estos tres tanqueros? ¿O es un tercero, Rusia o Venezuela, quien es la contraparte a través de un crédito al proveedor?”. Sin contar el flete, el experto estima a estos tres tanqueros un valor de 85 millones de dólares.
Mientras tanto, están fuera del juego la unidad 6 de la termoeléctrica Renté, en Santiago de Cuba; la 2 de Felton, en Holguín; en “mantenimiento” la 6 de Mariel, en Artemisa; al igual que la 3 de Santa Cruz del Norte, en Mayabeque; las 3 y 4 de Cienfuegos y la 5 de Renté.
Otros 435 megavatios no están disponibles en la generación térmica, dice el parte sin ofrecer explicaciones. Y, por último, 42 centrales de generación distribuida están sin funcionar por falta de combustible, afectando otros 176 megavatios.