El funeral del Papa reúne a personalidades tan disímiles como Trump, Lula y Assange
Vaticano
Díaz-Canel, Marrero y Raúl Castro firmaron en La Habana el libro de condolencias
Roma/El presidente de Estados Unidos, Donald Trump; el de Francia, Emmanuel Macron, y el de Ucrania, Volódimir Zelenski, se sentaron este sábado en primera línea en el funeral del papa Francisco en la plaza de San Pedro. La asignación de los asientos no es casual, sino que sigue un estricto protocolo que se establece por orden alfabético de los países en francés.
Trump, acompañado por la primera dama, Melania, se sentó en el comienzo de uno de los bancos de la primera fila y en el banco inmediato, separado por un pasillo, estaba el presidente de Finlandia, Alexander Stubb, y a su lado, Macron.
Sin embargo, la colocación de los bancos en la plaza vaticana hizo que Zelenski también estuviera en primera fila a pesar de que Ucrania (Ukraine) está lejos de Estados Unidos (Etats-Unis) en el alfabeto. A dos asientos a la izquierda de Melania Trump pudo verse al rey de España, Felipe VI, y a la reina Letizia, que encabezan la delegación española.
"Ahora que Julian es libre hemos venido todos a Roma para expresar la gratitud de la familia"
En la ceremonia participó también el activista y periodista Julian Assange, según informó Wikileaks. "Ahora que Julian es libre hemos venido todos a Roma para expresar la gratitud de la familia por el apoyo del papa durante la persecución a Julian", escribió su esposa, Stella Assange. "Francisco escribió a Julian a la prisión e incluso propuso darle asilo en el Vaticano", añadió.
Miles de personas se echaron esta sábado a las calles de Roma para dar el último adiós al papa Francisco al paso de su cortejo fúnebre, que en su viaje hasta su tumba bordeó el Coliseo o la histórica iglesia de los jesuitas y pasó por los antiguos vestigios de los Foros Imperiales. El último viaje del pontífice argentino fue sobre un papamovil que llevó su féretro a la que será su tumba: la basílica romana de Santa María La Mayor.
El ataúd salió de las murallas del Vaticano a las 12.30 hora local por la Puerta del Perugino, la que da acceso a la que a lo largo de sus más de doce años fue su residencia pontificia, la Casa Santa Marta. Después, emprendió su ruta por esta soleada y primaveral Roma a lo largo de seis kilómetros en los que, en todo momento, estuvo acompañado por miles de personas que abarrotaron las aceras coreando su nombre, emocionados, o capturando el momento con sus teléfonos.
Según la Santa Sede, el cortejo fúnebre por las calles de Roma reunió a 150.000 personas.
Tras salir del Vaticano cruzó uno de los puentes monumentales que salvan las orillas del río Tíber para embocar enseguida la avenida Vittorio Emanuele hasta la plaza de Largo Argentina, donde según la tradición cayó asesinado Julio César.
El papamóvil bordeó un lugar romano de gran valor para el primer papa jesuita de la historia, la iglesia del 'Gesù', de la Compañía de Jesús, para llegar después a la enorme Plaza de Venecia, invadida por las obras de la futura línea 3 del metro.
Tras bordear el Anfiteatro Flavio, el vehículo puso rumbo a su destino final: la basílica de Santa María La Mayor, la misma a la que antes y después de cada viaje apostólico acudía a rezar ante su Virgen, la Salus Populi Romani, de la que era muy devoto. La última vez tras salir del hospital el 23 de marzo.
Después, fue llevado al sepulcro que Francisco encargó en vida, situado justo al lado de la Capilla Paolina, que acoge dicho icono. Su sepultura será a puerta cerrada y el templo volverá a abrir sus puertas a los fieles desde la mañana del domingo. El papa argentino, fallecido el pasado lunes a los 88 años de edad, fue despedido este sábado con un funeral en la plaza de San Pedro del Vaticano al que asistieron unas 250.000 personas y delegaciones de unos 140 países y organizaciones del mundo.
En La Habana, Miguel Díaz-Canel, y su antecesor, Raúl Castro, con quien Francisco dijo tener "una relación humana", firmaron este viernes el libro de condolencias abierto en la Nunciatura Apostólica en La Habana por su fallecimiento.
"Con este acto se honró el pontificado de Francisco y se destacó su ejemplo de infatigable bregar en defensa de la paz, la fraternidad entre los pueblos y la búsqueda de soluciones sostenibles a los apremiantes retos que enfrenta la humanidad", informó la televisión nacional. Díaz-Canel decretó tres días de duelo nacional y aseguró que la muerte de Francisco lo entristeció "profundamente" y deseó que su ejemplo "perdure en las actuales y futuras generaciones".
Este jueves, Díaz-Canel también asistió, acompañado de altos cargos del Gobierno a una misa en honor del fallecido pontífice celebrada en la catedral de La Habana, en la que también estuvieron líderes de órdenes religiosas presentes en la isla.
Francisco visitó Cuba en 2015, poco de que se restablecieran las relaciones entre el país y EE UU, convirtiéndose en el tercer papa consecutivo que viajó la isla, tras sus dos inmediatos predecesores, Benedicto XVI y Juan Pablo II. Durante su visita pastoral a Cuba celebró tres misas multitudinarias y mantuvo un encuentro informal con Fidel Castro.