El oficialista MAS llega a los comicios en Bolivia debilitado y con riesgo de desaparecer
Bolivia
Ante la falta de respaldo al partido, el presidente Arce planteó hace un mes la conformación de una candidatura única del bloque popular, pero no tuvo éxito
La Paz/La posible pérdida de su personalidad jurídica amenaza al oficialista Movimiento al Socialismo (MAS), que fue la principal fuerza política en Bolivia y que ahora, además de estar dividido en varios frentes, se ubica por debajo del 3% en la intención de voto para las elecciones de este domingo. "El MAS, en todas sus facciones, está a las puertas de culminar un ciclo político, de perder el poder, y de retroceder simbólicamente en todo lo que significa 30 años en la organización de los sectores sociales", dijo a EFE Álex Contreras, quien fue vocero presidencial de Evo Morales (2006-2019) y ahora está alejado del ex mandatario.
El partido oficialista ha participado en cinco elecciones generales: la primera en 2002, cuando quedó en segundo lugar con el 20,9% de los votos, y las siguientes en 2005 (53,7%), 2009 (64,2%) y 2014 (61,3%), en todas con Evo Morales como candidato presidencial. En 2020 ganó el actual presidente, Luis Arce, con el 55,1%. Las elecciones de 2019 fueron anuladas y, posteriormente, Morales renunció a la Presidencia, denunciando un "golpe de Estado" en su contra, en medio de acusaciones de fraude a su favor para acceder a un cuarto mandato consecutivo, lo que desató una crisis política y social ese año.
En el MAS convergen sindicatos y organizaciones campesinas e indígenas y sus dirigentes sostienen que, más que un partido, es un "instrumento político" para que los sectores populares accedan a instancias estatales de decisión. Desde su primer triunfo electoral, fue una constante la amplia presencia del partido en el Parlamento, con la que controló el Senado y la Cámara de Diputados en los periodos 2010-2014 y 2015-2019 con más de dos tercios, lo que permitió al Gobierno de Morales avanzar en todas sus iniciativas legislativas.
Sin embargo, las disputas entre Arce y Morales desde finales de 2021 por diferencias en la administración del Estado, el control del partido y la candidatura presidencial terminaron por escindir al oficialismo, que por primera vez en 30 años acudirá fraccionado a las urnas. Después de que Arce renunció a la reelección, el MAS se decantó por su ex ministro de Gobierno Eduardo del Castillo como candidato.
Morales, que no puede presentarse por una disposición constitucional, alienta el voto nulo junto a sus seguidores que trataron de forzar su candidatura con protestas
Mientras que Morales, que no puede presentarse por una disposición constitucional, alienta el voto nulo junto a sus seguidores que trataron de forzar su candidatura con protestas. A esto se suma la decisión del presidente del Senado, el oficialista Andrónico Rodríguez, el "heredero" sindical y político de Morales, de postularse por su cuenta con el partido la Alianza Popular.
Para Contreras, Del Castillo "está asistiendo a las elecciones para enterrar" al MAS por su bajo apoyo en las encuestas, mientras que Rodríguez mostró que tiene "muchas limitaciones". También añade que la campaña de Morales por el voto nulo busca "perjudicar" la candidatura de Rodríguez.
Las encuestas auguran una posible segunda vuelta entre el empresario opositor Samuel Doria Medina y el ex presidente opositor Jorge Tuto Quiroga (2001-2002), pues ninguno alcanza los porcentajes requeridos para vencer en primera ronda. Estos sondeos sitúan a Rodríguez en cuarto o quinto lugar, mientras que Del Castillo no alcanza el 3% necesario para que el MAS conserve su personalidad jurídica. También reflejan altos porcentajes de indecisos, así como de votos nulos y blancos que podrían salir en las elecciones.
Ante la falta de respaldo al MAS, el presidente Arce planteó hace un mes la conformación de una candidatura única del bloque popular, pero no tuvo éxito.
Marianela Paco, ex ministra de Comunicación del Gobierno de Morales, afirmó a EFE que la gente del bloque popular está "indignada y decepcionada" porque no se identifica "con ninguno" de los candidatos, debido tanto a los casi cinco años de gestión de Arce, marcados por la inflación y la escasez de dólares y combustibles, como a las malas decisiones adoptadas durante los casi 14 años de Gobierno del ex presidente.
Paco, que es crítica de Morales y Arce, consideró que la gente que respaldaba al MAS "ha hecho un repliegue", por lo que prevé "un alto ausentismo" en los comicios a la espera de más adelante "rearticularse".
Según analistas, es muy posible que gane la derecha, que se debate entre Doria Medina y Quiroga, aunque ese triunfo deberá cimentarse sobre la base de "pactos y negociaciones" con otras fuerzas políticas si desea la gobernabilidad. "Tendríamos que mirar una realidad de una necesidad de pactos entre las diferentes fuerzas políticas para garantizar la gobernanza en los siguientes cinco años, después de la elección", dijo a EFE la analista política Lily Peñaranda.
Peñaranda mencionó que el nuevo Gobierno tendrá que negociar de forma constante tanto en la Asamblea Legislativa como en el mismo poder Ejecutivo
Peñaranda mencionó que el nuevo Gobierno tendrá que negociar de forma constante tanto en la Asamblea Legislativa como en el mismo poder Ejecutivo, además de acercarse más a la sociedad civil. "Las políticas públicas van a tener que ser aplicadas desde la negociación y el pacto, principalmente entorno a la economía, que es la principal razón por lo que la gente está buscando a un presidente, un vicepresidente, es decir a todo un equipo que pueda resolver la economía", manifestó.
A su juicio, el Gobierno que llegue al poder "no podrá aplicar medidas de izquierda" debido a que la situación de crisis actual "no permite que el Estado gaste ni un centavo más", por lo tanto, "sea de izquierda o de derecha, tienen que tomar decisiones liberales porque eso necesita la economía boliviana".
Por su parte, el analista Carlos Cordero afirmó a EFE que detrás de Doria Medina y Quiroga están "los viejos partidos" que gobernaron Bolivia en los años noventa, como el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) y Acción Democrática Nacional (ADN), por lo que llegarán al poder "con lecciones aprendidas". "El electorado boliviano, urbano y rural, va a votar por quienes le resuelvan los problemas, y va a generar una nueva lealtad ideológica y política con el Gobierno", manifestó.
El empresario Doria Medina propone salir de la crisis a través de un "ajuste integral" que "corrija los desastres fiscales, monetarios, cambiarios y productivos, principalmente el gasto público innecesario". Además, propone buscar cooperación con organismos multilaterales y otros países, priorizar la exportación de gas, refundar el Banco Central de Bolivia (BCB) para que sea "institucional y autónomo" y desarrollar el litio "de manera estratégica e inteligente".
Mientras, Quiroga plantea recuperar la economía buscando primero un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) para recuperar los dólares y luego con otros organismos como el Fondo Latinoamericano de Reserva (FLAR), el Banco Mundial, el Banco Interamericano y la CAF- Banco de Desarrollo de América Latina y el Caribe. Propone también reducir la cantidad de ministerios, viceministerios, entidades descentralizadas y funcionarios del Estado, atraer inversiones extranjeras con menos impuestos, incentivar el sistema financiero para que dé créditos a las empresas y negocios, y generar empleos, entre otros.
Para las elecciones se inscribieron diez partidos políticos, pero solo ocho siguen en carrera. El 17 de agosto, los bolivianos están llamados a las urnas para elegir al presidente, al vicepresidente y al Parlamento para el periodo 2025-2030, en medio de una fuerte crisis económica marcada por la falta de dólares, la escasez de combustible, el alza de la inflación que ha encarecido los productos de primera necesidad y las duras críticas al presidente Luis Arce y a la administración del MAS por el "fracaso del modelo económico".