Trump celebra 100 días en el poder con un baño de multitudes en su estado fetiche de Míchigan
EE UU
El presidente advierte a los jueces del Supremo: "Nada frenará mi misión de mantener a EE UU seguro"
Warren/El presidente de EE UU, Donald Trump, celebró este martes sus primeros 100 días de regreso al poder con un baño de multitudes en Míchigan, estado que ha convertido en fetiche a la hora de celebrar mitines y que está muy expuesto a su controvertida guerra comercial por acoger el músculo de la industria del motor en el país norteamericano.
"Tras décadas de políticos que destrozaron Detroit para empoderar a Pekín, finalmente tienen un defensor de los trabajadores en la Casa Blanca. Y en vez de poner a China primero, estoy poniendo a Míchigan primero y estoy poniendo a EE UU primero", dijo Trump al arranque del evento, celebrado en el condado de Macomb, antes de exclamar "¡Están despedidos!", una referencia al programa de televisión El aprendiz con el que el magnate se labró una imagen de empresario exitoso.
Con un centenar de trabajadores de la automoción sentados a su espalda, en Macomb, el presidente se sintió arropado por unos 2.000 de sus seguidores en un momento en que las encuestas comienzan a mostrar cada vez más descontento con sus políticas, especialmente en lo económico.
"Solo acabamos de empezar. Aún no han visto nada. Vamos a acabar con la inmigración ilegal. Vamos a recuperar nuestros trabajos y a proteger a nuestros grandes trabajadores de la automoción y a todos nuestros trabajadores", añadió en un discurso cargado de sus habituales frases superlativas.
El neoyorquino aseguró que desde el pasado 20 de enero, cuando retornó al poder, su Gobierno está implementando "el cambio más profundo en Washington en cerca de 100 años" y que ante todo está "salvando el sueño americano".
Trump, que en 100 días no había abandonado Washington más que para jugar al golf los fines de semana o visitar zonas golpeadas por el huracán Helene en Carolina del Norte, eligió para el mitin un recinto pequeño en un condado de clase trabajadora en el que ha logrado sacar a los demócratas más de diez puntos porcentuales en las tres presidenciales a las que ha concurrido con sus promesas de reavivar las zonas de EE UU más afectadas por la desindustrialización.
Trump subrayó que su política arancelaria, la misma que ha puesto patas arriba las bolsas y el panorama diplomático
Eso fue lo que hizo en Macomb, donde subrayó que su política arancelaria, la misma que ha puesto patas arriba las bolsas y el panorama diplomático, está destinada a mejorar las condiciones de vida de los trabajadores del sector manufacturero, y donde también anunció poco antes del evento un acuerdo con los gigantes de la automoción para aliviar la carga que suponen los gravámenes durante los próximos dos años.
De paso, ratificó el mensaje de que Míchigan es para él una suerte de fortín –Trump ha sido el único republicano capaz de ganar en este estado desde 1988– y escenario fetiche que siempre ha elegido para cerrar sus campañas a la presidencia y ahora también para celebrar su retorno a la Casa Blanca.
En su discurso, el mandatario también presumió que España y otros países afectados por los aranceles como China –que ha negado estar en contacto con EE UU– están dispuestos a buscar acuerdos comerciales bilaterales y que gracias a eso ha logrado que su país sea "respetado en todo el mundo".
Para alborozo de los asistentes, Trump cargó contra los tribunales que, especialmente en temas migratorios, han intentado bloquear varias de las medidas más controvertidas en estos 100 días, como la invocación de la ley de Enemigos Extranjeros, que no se aplicaba desde la II Guerra Mundial, para enviar a ciudadanos venezolanos sin el debido proceso a una cárcel de máxima seguridad en El Salvador.
"Esta gente solo busca destruir nuestro país. Nada frenará mi misión de mantener a Estados Unidos seguro de nuevo", dijo Trump, que tachó de "jueces comunistas y de izquierda radical" a los magistrados que han bloqueado sus iniciativas.
Durante el acto, el republicano aseguró también que él y su partido enfocarán su capital político este año en lo llamó "la gran y hermosa ley" para rebajar la carga fiscal a los estadounidenses.
"Aprobaremos los mayores recortes de impuestos en la historia de Estados Unidos, que incluirán la eliminación de impuestos sobre las propinas, la seguridad social y las horas extra. Es la gran y hermosa ley, y será la ley más grande jamás aprobada en la historia de nuestro país", afirmó.
En los más de 90 minutos de discurso tuvo tiempo además para volver a criticar al presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, por no bajar los tipos de interés, burlarse de los demócratas y de los intentos de un congresista de Míchigan por destituirlo o de recordar que su Gobierno solo reconoce oficialmente la existencia del género masculino y femenino.
Muchos demócratas se acercaron hasta las puertas del mítin para protestar contra las políticas de Trump. "Esto va de crueldad", aseguró abiertamente Joel Rutherford, un activista en favor de los derechos de los veteranos estadounidenses en el acto.
"Ellos (el Gobierno y los republicanos que apoyan a Trump en el Legislativo) piensan 'tenemos que recortar todos estos programas (sociales) para que así podamos aprobar estos recortes de impuestos para los ricos'", afirmó.
Rutherford dice que conoce a veteranos en Macomb que ya subsisten "con 800 dólares al mes" y que para ellos los recortes activados por Trump para el Departamento de Asuntos de los Veteranos o las posibles reducciones en las coberturas de planes sanitarios como Medicare o Medicaid "van a ser un asunto de vida o muerte".
Kyle Johnson, otro vecino del condado, denunció el escenario que encara su hijo, con síndrome de Down, si se cercena el alcance de Medicaid.
"Los seguros privados están salivando con gente como mi hijo. Los ricos no van a notar todo esto. Ellos pueden navegar la tormenta. Nosotros no. Esto es básicamente falta de empatía", explicó.
"Los seguros privados están salivando con gente como mi hijo. Los ricos no van a notar todo esto. Ellos pueden navegar la tormenta. Nosotros no"
Por su parte, Michael Howard, propietario de un pequeño negocio de muebles artesanales en la zona, denunció que, aunque los aranceles sobre la madera canadiense prometidos por Trump aún no han sido anunciados, él ya los está notando.
"Funciona así: en vistas de que habrá aranceles, tu proveedor empieza enseguida a subirte los precios para que tú te mentalices de lo que viene y de paso vayas absorbiendo parte del impacto. Y si luego ese gravamen no se acaba aplicando él ya no va a bajar ese precio, ese costo está aquí para quedarse", detalló.
"EE UU no produce la madera que necesito", añadió el empresario, que concluyó que su taller "simplemente no podrá soportar un arancel del 25%".
Diane Young, asesora financiera en el condado, argumentó que los aranceles que activó Trump durante sus primeros 100 días podrían llegar a ser efectivos "si se utilizan correctamente", más aún en un lugar como Macomb que ha sufrido con las deslocalizaciones de los fabricantes de autos.
"Pero otra cosa es que uses los aranceles como una ametralladora, como ha hecho el presidente", argumenta Young, que trabaja con centenares de extrabajadores de las plantas de autos y autopartes que dependen en sus jubilaciones del 401(k) y otros fondos de pensiones cotizados en bolsa que se han resentido enormemente con las turbulencias en los parqués, motivadas por la guerra comercial iniciada por Trump.