El reto a duelo entre patriotas cubanos

Historia sin histeria

En la Isla ya habrá tiempo para desafiarse: en las urnas, cuando Cuba sea libre

Los duelos en la Isla se caracterizaban por una notable ferocidad.
Los duelos en la Isla se caracterizaban por una notable ferocidad. / nostalgiacuba.com
Yunior García Aguilera

15 de marzo 2025 - 19:02

Madrid/Una buena parte de los cubanos que aspiramos a la libertad de nuestro país, lamentamos lo difícil que nos resulta ponernos de acuerdo. No solo se trata de ideas, proyectos y visiones distintas sobre Cuba y su futuro, eso es necesario, indispensable y provechoso para construir una sociedad libre, democrática y plural. El problema surge cuando nuestras diferencias nos empujan hacia el insulto fácil, la descalificación gratuita y la anulación de todo proyecto que no coincida con el nuestro. La Seguridad del Estado ha trabajado intensamente para profundizar esas rupturas y para evitar que los opositores seamos capaces de concretar espacios amplios y legítimos para el consenso, así como una hoja de ruta clara y común hacia nuestros objetivos. Pero no todo es resultado de esa estrategia de la dictadura, también es consecuencia de nuestros propios egos.

Tampoco se trata de algo completamente nuevo ni es un simple efecto de la dinámica de las redes sociales. Si revisamos nuestra historia, encontraremos el mismo problema en las gestas independentistas, e incluso durante la República. Con la diferencia de que, allí, los desencuentros no se resolvían lanzando ofensas frente a la pantalla de un teléfono, sino mediante duelos a muerte. Un repaso sobre este fenómeno, tal vez nos sirva para reflexionar un poco sobre nuestro presente y nuestro futuro inmediato. Les comparto algunos datos sobre los duelos a muerte entre patriotas cubanos.

El duelo era una tradición heredada de España y de otras culturas europeas, donde se consideraba una forma honorable de resolver ofensas

El duelo era una tradición heredada de España y de otras culturas europeas, donde se consideraba una forma honorable de resolver ofensas personales. Algunos países, como México, regulaban su práctica. Los legistas mexicanos distinguían tres clases de duelo: decretorio (a muerte), propugnatorio (para defender el honor sin ánimo de matar) y satisfactorio (cuando se aceptaba una satisfacción en lugar de realizar el duelo). Sin embargo, a pesar de su prevalencia en la legislación colonial española vigente, en Cuba el duelo no contaba con una regulación formal. No existían leyes específicas que permitieran o prohibieran explícitamente esta práctica. Las autoridades coloniales podían aplicar sanciones basadas en las consecuencias del duelo, como lesiones graves o muertes, utilizando las leyes generales contra el homicidio o las agresiones. Pero existía una gran tolerancia social al respecto. Y la prensa, por su parte, procuraba reportar de forma ambigua estos sucesos.

Los duelos en la Isla, además, se caracterizaban por una notable ferocidad. El sable se afilaba en piedra para obtener filo, contrafilo y punta, a diferencia de Europa, donde se mantenía el filo romo de fábrica. Además, en los duelos con espada se permitía el combate cuerpo a cuerpo, y la distancia establecida para los duelos a pistola era más corta que en el Viejo Mundo. Unos de los libros que constituye un referente sobre el tema es Los duelos en Cuba, de Agustín Cervantes, publicado en la imprenta La Moderna a fines del siglo XIX. Entre 1843 y 1893, se registraron un total de 202 duelos: 103 a sable, 30 a espada, 66 a pistola y 3 a revólver. Durante ese medio siglo, las bajas ascendieron a 13 muertos, 152 heridos y solo 53 casos sin consecuencias, índices muy superiores a los de otras latitudes.

Francisco Varona Murías es, quizás, el duelista más famoso de la época. Participó en diez enfrentamientos, hasta que tuvo que abandonar el país

Francisco Varona Murías es, quizás, el duelista más famoso de la época. Participó en diez enfrentamientos, hasta que tuvo que abandonar el país tras matar a un oponente de un balazo. Pero muchos patriotas que aparecen en nuestros libros de texto también se destacaron en estos episodios. En 1893, Juan Gualberto Gómez, destacado líder independentista y periodista, se batió en duelo con el periodista Ignacio Sola. El enfrentamiento, llevado a cabo con espadas en una casa de Guanabacoa, culminó con Gómez poniendo fuera de combate a Sola, quien lo había ofendido en un artículo.

El general de brigada Enrique Loynaz del Castillo y el coronel Orestes Ferrara protagonizaron otro duelo que resultó en una herida significativa para Loynaz. Tras ser herido en la cabeza, Loynaz, lleno de ira y sangrando copiosamente, intentó agredir nuevamente a Ferrara, pero fue detenido por los espectadores.

Incluso José Martí retó implícitamente a Enrique Collazo, cuando éste lo acusó de rehuir del peligro y de haber servido a España. Esto nos puede resultar familiar en nuestros días, cuando algunos opositores ya exiliados condenan a otros por salir del país, o cuando cualquier diferencia de criterios es tachada de traición. El poeta y apóstol de Cuba le escribió a Collazo: “No habrá que esperar a la manigua (…) sino que tendré vivo placer en recibir de usted una visita inmediata, en el plazo y país que le parezcan convenientes.”

Sin embargo, también hay ejemplos donde los patriotas demostraron poner primero los intereses de Cuba a su propio honor. Durante la Guerra de los Diez Años, Ignacio Agramonte retó a duelo a Carlos Manuel de Céspedes. El Padre de la Patria, con serenidad, respondió que esperaría a que terminara la lucha para reclamar a Agramonte la reparación de sus insultos. Ambos fallecieron en la contienda por la independencia, priorizando la causa de Cuba sobre sus diferencias personales.

También Antonio Maceo, el Titán de Bronce, retó en una ocasión a Vicente García, líder de la región de Las Tunas. Las discrepancias estratégicas e individuales entre ambos líderes independentistas los llevaron al desafío. Sin embargo, la intervención de otros patriotas logró evitar el enfrentamiento, priorizando la unidad en la lucha contra España.

En Jamaica, Antonio Maceo volvió a retar a duelo a otro patriota debido a ofensas personales; se trataba de Flor Crombet

Luego, en Jamaica, Antonio Maceo volvió a retar a duelo a otro patriota debido a ofensas personales; se trataba de Flor Crombet. Maceo exigió un duelo a muerte con pistolas a 25 pasos, disparando al mando. No obstante, los padrinos de ambos acordaron posponer el lance hasta que cumplieran su misión de lograr la independencia. Como ya sabemos, ambos murieron en la guerra sin llegar a batirse entre ellos, demostrando que Cuba era lo más importante.

Por fortuna, los duelos a muerte han quedado en el pasado. Una visión menos salvaje del honor y la dignidad han evitado que derramemos sangre inútilmente. Aunque eso no impide que los duelos verbales de hoy estén muy lejos del comportamiento primitivo. No hay ningún honor en la difamación o la calumnia. No hay ni libertad ni democracia cuando se intenta excluir, anular o borrar al otro solo porque no coincide a rajatabla con nuestros criterios. El mejor ejemplo que pudieron dejarnos los patriotas cubanos del siglo XIX fue poner a Cuba delante de sus propios egos. Ya habrá tiempo para retarse… en las urnas, cuando Cuba sea libre.

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