Familias espantadas y un Gobierno indiferente ante los costos de la vuelta a clase en Cuba

La ministra de Educación habla de un inicio de curso en el que se ha logrado dar respuestas a pesar de la crisis, pero los padres no lo viven así

Las tiendas son un ir y venir de padres en busca de las mejores ofertas en los últimos días que faltan para el inicio del curso escolar.
Las tiendas son un ir y venir de padres en busca de las mejores ofertas en los últimos días que faltan para el inicio del curso escolar. / 14ymedio
Julio César Contreras

28 de agosto 2024 - 14:57

Cienfuegos/La Habana/"Durante estos días nos dirán por el noticiero de la televisión cubana que, a pesar del bloqueo, el Ministerio de Educación tiene todo garantizado para el éxito del proceso lectivo", decía con ironía Vivian, una abuela cienfueguera entrevistada por 14ymedio para un reportaje sobre la vuelta a clase el próximo lunes 2 de septiembre. 

La frase no podía ser más premonitoria. Este martes, la ministra de Educación, Naima Trujillo Barreto, ofreció en una conferencia de prensa detalles sobre un curso escolar más marcado que nunca por las necesidades económicas del país, pero poniendo por delante que “pese a esas dificultades existentes en el país, se ha logrado dar respuestas alternativas y metodológicas, para garantizar que más de 1.600.000 estudiantes regresen a las aulas en más de mil centros docentes, como expresión del acceso a la educación gratuita y universal que garantiza la Revolución desde hace más de seis décadas”.

Aproximadamente a la misma hora en que la ministra pronunciaba estas palabras, en un centro de secundaria de Luyanó, en La Habana, se formaba una disputa entre los padres de los alumnos y el director del centro, que mandó parar la entrega de libros al recibir un sinfín de quejas porque se encontraban en mal estado. 

“La que me estaba haciendo la matrícula me manda que vaya al almacén a recoger los libros, que los de séptimo grado sí los iban a entregar”, cuenta la madre de un alumno. “Cuando llego al almacén, me dicen: ‘no, no, no. Se volvió a parar. Dicen que ni el séptimo grado’. Entonces voy para allá hasta el director a preguntar, tremendo pa’ aquí, pa’ allá, y me dice que no, que estaban dándolos mal por adelantado, que por eso lo mandó parar”.

"Entonces voy para allá hasta el director a preguntar, tremendo pa’ aquí, pa’ allá, y me dice que no, que estaban dándolos mal por adelantado, que por eso lo mandó parar”.

El caos es, en todo caso, el menor de los problemas de las familias cubanas. Los días que faltan para el inicio del curso son un ir y venir de padres por los comercios privados en busca de materiales. "Hasta el cuaderno de Ortografía y de Inglés tengo que comprarle a mi nieto. Las libretas que dan en la escuela no alcanzan ni para un trimestre, por lo que desde ahora hay que tener todo eso junto con gomas, portaminas, reglas... La lista de lo que hace falta es interminable y el dinero no alcanza ni para empezar", asegura Vivian. 

Nada que ver con lo que contaba ayer la ministra, que afirmó que no solo los libros, sino que también “las libretas y lápices con la norma ajustada, entre otros materiales, incluyendo los necesarios para la vida en centros internos” estaban siendo distribuidos.

La situación de los padres que tienen a más de un hijo en etapa escolar es todavía peor. "Mi hijo pequeño comenzará el primer grado y el mayor empezará el tercero. Lo que se le va quedando a uno, se lo paso al otro. Aun así hay gastos como los forros de los libros, por ejemplo, que debo asumirlos para ambos", se queja Tamara, quien ha venido desde el municipio de Cruces para comprar algunas libretas a sus dos hijos. 

Sandra ha decidido hacer cola en el Mercado La Princesa para comprar refresco instantáneo. "Voy comprarles para unos cuantos días, porque después se pierden y me vuelvo loca buscando a los revendedores. Eso es otra cosa: hay que darles de comer a los muchachos, porque la merienda escolar es un caos. No hay bolsillo que aguante, ni billetera que resista, la verdad", afirma la mujer. 

Eso es otra cosa: hay que darles de comer a los muchachos, porque la merienda escolar es un caos. No hay bolsillo que aguante, ni billetera que resista

Dónde llevarla se convierte en otro sobrecosto inesperado, con los precios actuales. "¿A dónde vamos a parar, Dios mío?", se cuestiona Vivian ante una colorida lonchera que vale 3.000 pesos. Ella quiere comprar a su nieto algo que le dure la mayor parte del curso, porque el año pasado tuvo que renovarle todo en dos ocasiones. "Esta es la etapa donde los vendedores le sacan el máximo provecho a padres y abuelos que, de manera general, apenas perciben el salario mensual equivalente a una lonchera", lamenta.

A sus 64 años, asegura, nunca había visto semejante desequilibrio entre precios, calidad, oferta y demanda. "Mi nieto y yo hemos caminado por todos los negocios del bulevar para ver si encontramos unos zapatos que le sirvan. Los más baratos cuestan 5.000 pesos, algo realmente inaccesible para muchas familias cubanas", comenta la mujer, mientras el niño le señala un par de zapatillas que valen 8.000 pesos. 

La venta de uniformes escolares se ha situado en tres establecimientos comerciales de la Perla del Sur. "Acabo de pasar por la tienda La Escuadra y la talla más chiquita de blusa me queda grande a mí", explica Sandra, cuya hija iniciará el séptimo grado. "En las tiendas El Lince y El Palo Gordo no pude encontrar nada tampoco. Al final, voy a tener que comprar en Revolico por lo menos dos juegos de uniforme, al precio que quieran ponerme. No es fácil", admite con preocupación. 

La venta de uniformes escolares se ha situado en tres establecimientos comerciales de la Perla del Sur.
La venta de uniformes escolares se ha situado en tres establecimientos comerciales de la Perla del Sur. / 14ymedio

En estos casos, el problema que aumenta si hay más de un hijo de distinto sexo y no puede reutilizar prendas. "Yo no sé qué me haría si mis hijos fueran hembra y varón", dice al respecto Tamara.

Sandra confiesa a 14ymedio que ha estado ahorrando desde enero pasado para comprarle una mochila nueva a su hija. "Me da pena con la niña y quiero que empiece la secundaria con lo mejorcito que puedo darle. He logrado reunir 8.000 pesos, pero voy a guardar algo de dinero, por si la dichosa mochila se le rompe a mitad del curso y tengo que cambiársela por otra o arreglarle esa misma", señala. 

Para el Estado, una vez más, el mayor caballo de batalla serán los docentes. Trujillo señaló a la prensa que este curso faltan al menos 24.000 maestros y profesores, sobre todo en La Habana, Artemisa, Mayabeque, Matanzas, Sancti Spíritus, Ciego de Ávila y Camagüey. Entre los 156.000 que sí están disponibles se encuentran 12.000 que se han reincorporado a las aulas después de abandonarlas “por diversas causas” que no quiso citar. 

Todo hace pensar que los repescados sean jubilados obligados por las circunstancias a trabajar y no los que se fueron por los pobres salarios y a quienes el ínfimo “estímulo” de pago tardío que prometió el Gobierno difícilmente pueda servir para regresar al sector estatal.

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