Contactos aplazados y silencios: la incomunicación que deja el ‘tarifazo’ de Etecsa
Cuba
El alza de precios reduce las conexiones a lo esencial y convierte las videollamadas en un lujo inalcanzable para muchos cubanos
La Habana/"Las fotos del cumpleaños las mando el próximo mes porque ya no me quedan megas", fue el último mensaje que recibió Natacha de su hermana hace dos semanas. El intercambio constante de imágenes y videos por WhatsApp era el puente que mantenía unidas a estas dos mujeres separadas por más de 600 kilómetros: una en La Habana, la otra en Las Tunas. Ahora, tras el tarifazo impuesto por Etecsa hace dos meses, esos contactos se han ido diluyendo en silencios cada vez más largos.
"Entre los apagones y lo caro que se ha puesto internet, ya casi no podemos vernos", lamenta Natacha, enfermera de profesión. Sus charlas con su hermana nunca fueron solo para ponerse al día. "Mi hermana cuida a mi madre, que padece de lupus. Como yo soy enfermera, le daba consejos para el día a día", explica. Con cada videollamada, Natacha guiaba a su hermana: una foto de una nueva lesión en la piel, un video con la preparación de un puré para que su madre pudiera tragar mejor durante una crisis, incluso imágenes que le ayudaban a evaluar problemas digestivos.
Desde el 30 de mayo, Etecsa limitó las recargas en pesos cubanos y encareció la navegación web, mientras incentivaba las recargas desde el exterior para captar divisas en medio de su crisis financiera. La medida cambió de golpe la rutina digital de miles de familias, obligándolas a administrar hasta el último megabyte.
La medida cambió de golpe la rutina digital de miles de familias, obligándolas a administrar hasta el último megabyte.
Para Natacha, esa administración ha sido dolorosa. "Nada de ver videos en directo ni de acompañar a mi mamá en el almuerzo con el móvil encendido para que no se sintiera sola. Ahora compro el paquete solo para lo básico. Ya he pasado hasta dos semanas sin verla en la pantalla", admite con pesar.
Olivia, una joven pinareña de 18 años, también ha sentido el golpe. Su conexión diaria con una amiga que estudia en el Instituto Superior de Arte en La Habana pasó de transmisiones de ensayos teatrales a simples mensajes de texto. "Yo le daba ideas para la obra mientras ella ensayaba, era como estar allí. Ahora nada de eso", cuenta. Sin empleo propio, depende de que sus padres –ambos trabajadores estatales– le financien los datos móviles, pero ellos no pueden costear recargas en divisas. "Le pedí ayuda a una prima en Miami, pero ni permiso de trabajo tiene ahora. No puede tirarme un cabo", lamenta.
Mientras, los emigrados que sí pueden enviar saldo desde el extranjero han engrosado las arcas de Etecsa. A mediados de julio, el primer ministro Manuel Marrero informó ante el Parlamento que la empresa había recaudado más de 24,8 millones de dólares en poco más de un mes, confirmando lo que estudiantes y usuarios venían denunciando, que la empresa busca "priorizar divisas sobre los clientes de la Isla".
La subida de tarifas ha ensanchado la brecha entre quienes tienen acceso a la moneda extranjera y quienes dependen del peso cubano
La subida de tarifas ha ensanchado la brecha entre quienes tienen acceso a la moneda extranjera y quienes dependen del peso cubano. Olivia resume su nueva rutina digital en una frase: "He tenido que aprender a ahorrar cada mega". Con el límite impuesto de 360 pesos mensuales para recargar saldo nacional, un usuario solo puede comprar un paquete básico de 6 GB, 60 minutos de llamadas y 70 SMS. Si quiere más, debe saltar a los paquetes extra: 3 GB por 3.360 pesos, 7 GB por 6.720 o el soñado paquete de 15 GB por 11.760 pesos, casi el doble del salario medio.
En paralelo, algunos negocios privados se han beneficiado con la subida. "He recuperado muchos clientes que pasaban el día en YouTube o Netflix", admite un vendedor del paquete en su local cerca de Infanta y San Lázaro, en Centro Habana. "Ahora vienen a buscar series y películas descargadas porque no pueden pagar el streaming". Aunque el costo del gigabyte que compra a sus proveedores, que descargan los audiovisuales de la web, también subió, compensa con el aumento de clientela.
En este nuevo paisaje, unos pocos han visto crecer sus ganancias mientras la mayoría ajusta gastos, reduce llamadas y deja pantallas apagadas. Para Natacha, que observa impotente cómo su vínculo cotidiano con su madre y su hermana se reduce a breves llamadas de voz, la conclusión es clara: "El tarifazo nos ha dejado incomunicados y, al final, Etecsa es la única que gana".