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Las "desaparecidas" compotas infantiles llegan vencidas a los hogares de Sancti Spíritus

Alimentos

“Las últimas que trajeron se veían tan hinchadas que estaban a punto de reventar, les hice una foto y la mandé a Comercio Interior provincial para que supieran”

La compota Pillín se distribuye en la canasta familiar en envases de 200 mililitros. / 14ymedio
Mercedes García

11 de mayo 2025 - 13:41

Sancti Spíritus/Los dos niños saltan alrededor de la bolsa que su abuela Eugenia acaba de traer de la bodega. Piden a gritos la compota, de la marca Pillín, comprada en la cercana bodega del mercado racionado. Sin embargo, nada más abrir una, el olor ácido se extiende por todo el comedor. Otra vez, un lote de productos de la empresa La Estancia, destinado a los infantes, se ha echado a perder en Sancti Spíritus. 

Eugenia regresa al local, del reparto Kilo 12, donde ha comprado las compotas y la respuesta del empleado la deja descorazonada: “Muchas de las que trajeron han salido malas, haré el reporte pero dudo que las repongan porque es un problema general”. De la marca Pillín y con sabor a guayaba, el lote malogrado deja a los niños salivando y a los familiares muy molestos.

“Siempre es algo con estas compotas, cuando no desaparecen, están retrasadas o llegan malas”, explica la abuela espirituana a 14ymedio. “No se puede confiar en que abastecerán cada mes y tampoco en que una vez que vengan estén en buen estado”. La mujer detalla otros problemas que con frecuencia presenta el producto. “A veces viene con trozos, con pedazos de cáscara si es de mango, por ejemplo, o con poco sabor a fruta y demasiada azúcar”.

“Siempre es algo con estas compotas, cuando no desaparecen, están retrasadas o llegan malas”

La compota Pillín, que se distribuye en la canasta familiar en envases de 200 mililitros (ml), es una bebida elaborada a partir de pulpa de fruta, agua, azúcar, almidón, ácido cítrico, vitamina C y lactato de hierro, según detallan los directivos de La Estancia. El preparado, que se distribuye a niños de hasta tres años, tiene una significativa cantidad de azúcares añadidos, un componente que no se considera apropiado para esas edades. No obstante sus carencias nutricionales, es una alternativa para los infantes en los hogares más pobres.

Pero ni siquiera esas familias de bajos recursos pueden consumir el alimento cuando llega en mal estado a las bodegas. “Entran ya están hinchadas aunque la fecha de vencimiento sea agosto de 2026. Desde que llegan se ve que están en mal estado”, lamenta la empleada de un comercio estatal en el reparto Kilo 12 de Sancti Spíritus. “Las últimas que trajeron se veían tan hinchadas que estaban a punto de reventar, les hice una foto y la mandé a Comercio Interior provincial para que supieran”. 

La empresa de Alimentos y Bebidas La Estancia, en Sancti Spíritus, lleva años siendo la protagonista de titulares en la prensa local y los medios independientes, y no precisamente por la calidad de sus productos. / 14ymedio

La falta de conservantes está en la base de los constantes problemas que presenta el producto. “Nos faltan parte de los aditivos porque la empresa no tiene recursos para comprar la materia prima de ese tipo que se vende en el mercado internacional. Hemos tratado de no parar la producción pero el alimento resultante es inestable y no se puede garantizar su conservación durante la cadena de traslado”, explica a este diario una empleada de La Estancia que prefiere el anonimato.

“Pero también hay que decir que la mayoría de los almacenes no cuentan con las condiciones para mantener por un tiempo la compota en sus naves, hay demasiado calor, los techos son de metal y casi que convierten esos locales en grandes hornos”, explica. “Los camiones tampoco cumplen todos los requisitos, a veces simplemente ponen las cajas en la cama, que no tiene caseta y le colocan por encima una lona, nada más, así que el sol en el camino va también dañando el alimento”.

“Nos faltan parte de los aditivos porque la empresa no tiene recursos para comprar la materia prima de ese tipo que se vende en el mercado internacional”

La empresa de Alimentos y Bebidas La Estancia, en Sancti Spíritus, lleva años siendo la protagonista de titulares en la prensa local y los medios independientes, y no precisamente por la calidad de sus productos. En 2021 se vio obligada a parar sus máquinas por falta de financiamiento para envasar las compotas Osito y los néctares de cajita. Los reportes de mala calidad de sus alimentos infantiles también han sido constantes en las redes sociales.

Subordinada a la corporación Cuba Ron y por ende al Ministerio de la Industria Alimentaria, La Estancia, creada en 2013, se ha convertido en sinónimo de inestabilidad en sus suministros y de problemas con la calidad. Para la industria estatal son números negativos en las cuentas, pero miles de familias cubanas viven como un cataclismo que el olor ácido de una compota desate el llanto de sus niños.

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