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Impunidad para los ladrones captados por las cámaras de negocios privados

Mientras tanto, la Policía cubana alardea de sus éxitos en las redes sociales con videos de devolución de objetos robados

La única justicia que pueden esperar los dueños de negocios es publicar fotogramas del robo en internet. / Facebook
José Lassa/Juan Izquierdo

17 de abril 2025 - 07:05

La Habana/El hombre se desliza con la agilidad de una anguila por la abertura que divide la calle del puesto de venta. Una vez dentro, prácticamente acostado sobre el mostrador, alarga el brazo y pesca el teléfono de la vendedora. Ella está distraída en el fogón; él aprovecha y vuelve a su posición inicial. Luego se esfuma calle abajo. 

Lleva gorra y es algo grueso. Podría ser cualquiera y, sin embargo, las cámaras del pequeño restaurante El Jardín de los Milagros, en La Habana, captan sus movimientos. Con toda la ecuanimidad del mundo pagó su comida antes de irse. En uno de los fotogramas del video de seguridad –que se multiplicaron poco después por internet, junto a la denuncia– se ve su cara. 

Decenas de robos ocurren así cada día en toda Cuba. Aunque quedan registrados por las cámaras de los negocios privados, la única justicia que pueden esperar los dueños es publicar sus rostros en internet, para que los demás estén prevenidos. La Policía, lo saben demasiado bien, no hará nada con la denuncia. 

Los ladrones, afirman los dueños de paladares, se han vuelto creativos o echan mano del factor sorpresa. / Facebook

“Esta vez no lo vamos a reportar a la Policía. ¿Para qué?”, dice a 14ymedio Ana, empleada de una pequeña tienda de ropa en Nuevo Vedado que ha sufrido dos robos en las últimas cinco semanas. Los ladrones, afirma, se han vuelto creativos o echan mano del factor sorpresa. El primer “asaltante” fue un buen ejemplo. 

“Fue un hombre ensangrentado”, cuenta, “que entró rápido y tomó lo que pudo, algunos vestidos y blusas, y salió huyendo”. Entre el susto y el estupor, Ana no pudo hacer nada. Luego se enteró de que el hombre venía de otro mercado donde lo habían sorprendido en pleno robo, y los dueños –como ocurre con cada vez más frecuencia– se abalanzaron sobre él para hacer justicia con sus propias manos. 

Hicieron la denuncia correspondiente. “¿Y ahora dónde está el ladrón?”, ironiza. “Suelto en Nuevo Vedado, caminando tranquilamente por la calle”. 

El segundo robo fue también “pintoresco”. Entraron al establecimiento dos mujeres fingiendo estar embarazadas. Bajo las falsas barrigas metieron toda la ropa que pudieron, sin sospechar que las cámaras las estaban grabando. Después de constatar el robo y de revisar el video, Ana compartió las imágenes de las ladronas. 

Bajo las falsas barrigas, una pareja de ladronas en Nuevo Vedado metieron toda la ropa que pudieron. / 14ymedio

Cuando Odalys, la vendedora de un mercadito habanero en la Avenida 51, denunció el robo de un trozo de queso, la Policía le dio una respuesta que atizó su enojo: “Fue un hurto por descuido”. En el caso improbable de que den con el delincuente, lo único que hacen es ponerle una multa, lamenta. “Para que te devuelvan lo que robaron, el ladrón tiene que tener los objetos encima cuando lo apresen”. 

El entorno doméstico tampoco se libra del peligro. Lucía colocó cámaras en cada esquina de su casa en Playa con la convicción –válida hace una década, pero ya no– de que las luces y la vigilancia ahuyentaran a los bandoleros que ya le habían llevado algunos objetos de valor de su hogar. Lograron capturar a un ladrón y le dieron a la Policía, tras unas averiguaciones, su nombre y apellidos. 

“Lo soltaron a la semana”, lamenta. “El ladrón dijo que mis cosas las había comprado a una pareja el día anterior, y no fueron capaces ni de comprobarlo. Y en caso de que eso fuese cierto, mínimo por receptación tendría que estar preso”. 

Volvieron a robar en casa de Lucía hace dos semanas. Ninguna de sus cámaras pudo grabar al ladrón por no tener corriente. Su esposo le pidió a los agentes que tomaran al menos las huellas dactilares. Se negaron. 

El año pasado, cuando la miseria cubana creyó tocar fondo –lo que va de 2025 demuestra que se puede seguir “avanzando” en la pobreza–, el Observatorio Cubano de Auditoría Ciudadana reportó 1.317 delitos cometidos en la Isla. Aunque la cifra real debe de ser mucho peor, la aportada por esta organización independiente hace saltar las alarmas sobre la tranquilidad ciudadana, uno de los “logros” pregonados tradicionalmente por el régimen. 

Sin embargo, mientras toda Cuba se crispa por el aumento de los robos, una provincia presume de tener no solo la Policía “más humana del mundo” –inconcebible calificativo ideado por Fidel Castro– sino también la única activa. 

Se trata de Granma, cuyos policías han hecho una costumbre de publicar en redes sociales sus “éxitos” a la hora de “devolver” lo robado a sus dueños. Desde una motorina hasta una jaba con carne o verduras, de un televisor Panda a un móvil Samsung, de un marrano cebón en un remoto potrero de Bartolomé Masó a varias toneladas de azúcar, nada escapa de la perspicaz mirada de los investigadores. Al menos en Facebook.

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