APOYO
Para ayudar a 14ymedio

Recursos Hidráulicos acusa a los cubanos “indisciplinados” de arruinar el alcantarillado

173.000 personas no tienen cómo deshacerse de sus aguas negras, tanto “residuales” como “excretas”

La falta de abasto de agua sufrida en todo el país y los omnipresentes vertederos han creado todo un círculo vicioso. / 14ymedio
14ymedio

17 de abril 2025 - 10:52

La Habana/La situación del alcantarillado, enésima asignatura pendiente en las casi siete décadas de régimen, fue expresada en números durante el balance anual del Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos. Solo el 37% de los cubanos está conectado a un sistema de desagüe por tuberías, mientras que el 61% recurre a fosas y letrinas domésticas. El porciento restante ni siquiera cuenta con eso. 

Se trata de 173.000 personas que no tienen cómo deshacerse de sus aguas negras, tanto “residuales” como “excretas”. Ningún alto cargo del Instituto –cuya reunión reseñó Granma con prosa hermética– dijo cómo se resolverá el problema, pero sí se pidieron medidas para los “indisciplinados” que empañaron de un modo u otro los “logros” de 2024, estos sí enumerados en detalle por el diario del Partido Comunista. 

En sentido estricto, el Instituto solo puede presumir del trabajo de una sola empresa: el Sistema de Tratamiento de Residuales ubicado en Casablanca, La Habana, que sirve para sanear las fosas de algunos barrios capitalinos. Sin embargo, alegó el subdirector de la entidad, la “indisciplina de la población” condujo a una “mala gestión” en su labor. 

"En varios lugares retiras la basura acumulada y en cuestión de minutos el sistema de alcantarillado comienza a funcionar"

Aluden, desde luego, a la avalancha de basura que tiene lugar cada vez que La Habana se inunda –durante lluvias o ciclones–, de la cual culpan directamente a la población. “En varios lugares retiras la basura acumulada y en cuestión de minutos el sistema de alcantarillado comienza a funcionar”, alegaron. 

Las causas de la crisis de la basura –culpa en gran parte de los ineficientes Servicios Comunales del país– han sido admitidas incluso por la prensa oficial, pero, en la reunión del Instituto, los directivos se desentienden de cualquier responsabilidad gubernamental. Hablan, no obstante, de la “falta de barrido sistemático”, pero sin señalar a ninguna institución, y enumeran los objetos que flotan o se atascan en los tubos: “neumáticos, toallas húmedas, grasas, refrigeradores, baterías, cigüeñales de automóviles, desechos de cerdos…”

Los habaneros –sobre todo en La Lisa, Centro Habana, Cerro, Diez de Octubre, Plaza de la Revolución y Playa– también roban de forma “recurrente” las rejillas de tragantes y las tapas de registros, dos elementos metálicos que forman parte del alcantarillado histórico y en los cuales es difícil ver grabada alguna fecha posterior a 1959. 

Los habaneros roban de forma “recurrente” las rejillas de tragantes y las tapas de registros

Las tapas, que en muchos lugares de la Isla lucen orgullosamente los nombres de las autoridades o el acueducto que las instaló en la República, llevan años perdiéndose: en su lugar quedan huecos que hay que marcar con una señal, para que los vehículos o los transeúntes no se precipiten dentro de ellas. 

Un caso reciente que ejemplifica el peligro de la ausencia de tapas es el del niño Jonathan Oliva. De 11 años, el menor fue succionado por un tragante el pasado febrero, durante las inundaciones en La Habana, y su cuerpo fue encontrado días después. 

La falta de abasto de agua sufrida en todo el país y los omnipresentes vertederos han creado todo un círculo vicioso, que rebasa las tragedias puntuales como la de Oliva para convertirse en un drama cotidiano. Ríos en los que flota todos los días la basura, como en Guanabacoa, o personas que han hecho de bucear en los desechos un oficio forman parte de un problema multisistémico.

Agobiados por la situación y ante instituciones gubernamentales que los culpan de cada aspecto de la crisis, los habaneros no han parado de denunciar a los responsables. Algunos han subrayado el absurdo de una situación que afecta la vida de miles de cubanos y, en lugar de lamentarse, han recurrido al humor para burlarse de la inacción de las autoridades. 

Es el caso del tiktoker y humorista Eddy Ceballos, cuyo Despingovery Chanel se ha convertido en un fenómeno en internet. Imitando la voz en off acartonada de antiguos programas cubanos como La otra geografía o los conocidos documentales naturales, Ceballos recorre La Habana criticando la falta de mantenimiento de las tuberías cubanas. 

El joven se propone en cada uno de sus programas llegar al “núcleo mismo de la destrucción” hidráulica, describe la “alta concentración huequística de tipo fluvial” –baches con salideros– que sufre la capital, las “cascadas de aguas burbujeantes” junto a los basureros y los múltiples “endohuecos acuíferos” con los que tropiezan carros, bicicletas y peatones.

4 Comentarios
Ver los Comentarios

También te puede interesar

Lo último