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Vecinos de Holguín atrapan a un ladrón y destapan una cadena de robos

Delincuencia

Un joven fue sorprendido al intentar robar una moto eléctrica y retenido por la comunidad hasta la llegada de la Policía

Algunos querían golpearlo, pero un hombre mayor se interpuso, pidiendo mesura. / Captura de pantalla
Miguel García

07 de agosto 2025 - 16:15

Holguín/En Holguín, una ciudad cada vez más golpeada por la violencia, un grupo de vecinos decidió que este jueves no iban a permitir un nuevo asalto. La escena ocurrió a pleno día, alrededor de las 10:00 de la mañana, en el reparto Vista Alegre, cuando un joven fue sorprendido al intentar robar una moto eléctrica y retenido por la comunidad hasta la llegada de la Policía.

La víctima, un hombre de 56 años que trabaja transportando pasajeros en una motorina, recogió al joven, quien le hizo señas desde una esquina y le pidió que lo llevara cerca de la zona de Alcides Pino. El trayecto transcurría con normalidad hasta que, al llegar a la calle Colón, el pasajero le pidió detenerse en un callejón con una excusa poco convincente. El chofer, ya alertado por el comportamiento del joven, decidió quitar la llave del vehículo por precaución.

El joven, al verse rodeado, cambió de táctica: comenzó a gritar que él era la víctima

El asaltante volvió y fingió querer subirse de nuevo a la moto, pero en realidad se abalanzó sobre el hombre y le propinó un golpe en la boca. El chofer reaccionó, intentando defenderse y aferrándose al timón. El ruido atrajo a varios vecinos que, al presenciar la escena, no tardaron en intervenir. El joven, al verse rodeado, cambió de táctica: comenzó a gritar que él era la víctima. Pero ya era demasiado tarde. Nadie le creyó.

La verdadera víctima sangraba por la boca, y su aspecto dejaba claro que era el chofer de la motorina. En cuestión de minutos, la calle se llenó de curiosos y teléfonos móviles. Algunos filmaban mientras otros se indignaban recordando robos recientes. Se hablaba de una cadena de asaltos, todos con el mismo modus operandi: un joven que abordaba motoristas a plena luz del día y luego los agredía para huir con el vehículo.

“Amárralo, que se va”, se oye en uno de los videos

Uno de los presentes trajo una cuerda. “Amárralo, que se va”, se oye en uno de los videos. El joven, ya acorralado contra una pared, insultaba y amenazaba. Algunos querían golpearlo, pero un hombre mayor se interpuso, pidiendo mesura. “Esperen a la patrulla”, dijo una señora, mientras observaba la escena desde la acera. 

Al rato, cuando al fin llegó la Policía, el joven fue conducido a la Tercera Unidad, detrás del Hospital Lenin. Pero lo que parecía un incidente aislado se convirtió en un caso más complejo. En los minutos siguientes, comenzaron a llegar otras personas. Cuatro víctimas más se presentaron en la estación y lo identificaron sin dudar.

Uno de ellos, asaltado el pasado viernes 25 de julio, era “un señor mayor, de unos 60 años, muy flaco”, según un vecino que ofreció su testimonio a este diario. Al ver al joven detenido, la víctima supo de inmediato que era el mismo que lo había atacado, golpeándolo hasta fracturarle la mandíbula. El patrón se repetía: el ladrón actuaba solo, sin armas visibles, pero aprovechaba la sorpresa para golpear a sus víctimas, casi siempre hombres mayores, y huir con sus motorinas.

La víctima supo de inmediato que era el mismo que lo había atacado, golpeándolo hasta fracturarle la mandíbula

En los últimos meses, y al igual que otras ciudades de la Isla, Holguín ha sido escenario de un preocupante aumento de la violencia urbana. Robos con violencia, atracos en la vía pública, asaltos a negocios y peleas callejeras han sido reportados de manera frecuente. Vecinos de barrios como Vista Alegre, Alcides Pino y Pueblo Nuevo narran con frecuencia hechos similares. Aunque no existen cifras oficiales publicadas, el temor crece al ritmo de las denuncias informales y los videos caseros que circulan por redes sociales.

La escasez de recursos, la creciente pobreza y la falta de presencia policial efectiva han sido señaladas como algunas de las causas de este deterioro. A ello se suma una percepción generalizada de impunidad. Muchos de los delincuentes no son procesados o reinciden poco después de ser liberados. Esta desconfianza en las instituciones lleva a escenas como la de este jueves: ciudadanos que deciden intervenir por su cuenta ante la ausencia de seguridad en las calles.

La comunidad actuó con rapidez, pero también con límites. No hubo linchamiento, pero sí una advertencia, Holguín está al límite, y sus habitantes están dispuestos a hacer lo que la ley no parece garantizarles.

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