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El 'reparto', género musical de la pobreza en Cuba, molesta a los comisarios culturales del régimen

Cultura

Este estilo, "como antes la rumba o el son, fue marginal hasta que el mercado lo hizo rentable", se queja 'Cubadebate'

El temor oficial es que el 'reparto' se convierta, como antaño el reguetón, en la crónica musical de un país en crisis total. / 14ymedio
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25 de mayo 2025 - 08:29

La Habana/Como género, estilo musical o caldo de cultivo para actitudes sociales determinadas –la agresividad o el sexo, por ejemplo–, el reparto está en la mira de los comisarios culturales cubanos. Varios reportajes y reuniones ministeriales para abordar esta “problemática” han tenido lugar en las últimas semanas, y este miércoles Cubadebatepuso también el dedo en la llaga. 

El temor oficial –dicho en voz baja y admitido por el digital que dirige Randy Alonso– es que el reparto se convierta, como antaño el reguetón, en la crónica musical de un país en crisis total. Los cantantes, nacidos y criados en esa crisis, han hecho de ella su principal tema. Nacido en ambientes humildes, ahora lo “consume” todo el mundo, “incluso profesionales de alto nivel”, lamenta el texto. 

Solo queda la “batalla cultural”, un deber al cual el Ministerio de Cultura parece abocado sin saber muy bien qué estrategia aplicar. De momento es la prensa oficial quien toma la delantera en la polémica. Reivindica que el reparto pudo tener un componente de “resistencia” ante las dificultades de la vida cotidiana en Cuba, pero ahora, dicen, ya es una seña de identidad para cualquier joven y dice mucho del entorno en el que se mueve. 

“Prohibir o entender” son los dos términos de la ecuación que el Centro de Investigación y Desarrollo de la Música ha planteado para lidiar con el reparto y, en general, con toda la música urbana. La entidad estatal le atribuye orígenes externos al fenómeno, sobre todo en Puerto Rico y Panamá.

El 'reparto' imita "patrones extranjeros" con bases electrónicas simples y repetitivas

Como antaño el reguetón, justifican, el reparto imita “patrones extranjeros” con bases electrónicas simples y repetitivas. Cubadebate señala al polémico repartero Chocolate MC como padre del género y creador de sus características más reconocibles: un repertorio nacido de la oralidad –e incluso la vulgaridad– de los barrios bajos cubanos. 

Estas características han hecho de Chocolate –actualmente preso en Estados Unidos y fuente de un sin número de polémicas, delitos y rumores, incluyendo el de su reciente muerte fingida– una figura muy popular entre la juventud. 

Con un repertorio “crudo, sexualizado y a veces violento”, el reparto representa la normalización del lenguaje vulgar cubano, según la musicóloga Xiomara Pedroso. “Son el reflejo de una sociedad donde la lucha diaria está en cada verso”, asegura. A modo de ejemplo Cubadebate cita también a una madre soltera, entrevistada en Arroyo Naranjo, que sintetiza su opinión sobre los temas que aborda el reparto: “¿Cómo criticar que hablen de sexo o dinero si eso es lo que falta en casa?”. 

La prensa oficial llega también a una conclusión problemática: el reparto es popular porque vende, afirman. Sin embargo no explican quién vende ni qué reglas determinan su mercado, en un país donde la industria musical –si es que la etiqueta es utilizable en el contexto– no funciona igual que en el resto del mundo.

Asegura también que más del 90% de los adolescentes cubanos prefiere escuchar reguetón y que no hay diferencias significativas entre el gusto musical de los jóvenes en las ciudades y en los campos. Invocan incomprensiblemente el aumento del consumo de música latina en la plataforma Spotify, a la que no tienen acceso a los cubanos, y mencionan la creciente popularidad de cantantes como Bad Bunny, Karol G o Anuel AA.

La inquietante noción de “valores oficiales” que maneja Cubadebate, a los cuales el reparto parece ser ajeno, dicta que espacios culturales como las casas de Cultura, Televisión Cubana o los premios Lucas deban promover alternativas a un género musical que consideran problemático. Sin embargo, y “paradójicamente”, es en estos espacios donde más se promueve a los representantes del reparto

“Un género nacido en los márgenes hoy suena en los Lucas. El reparto, como antes la rumba o el son, fue marginal hasta que el mercado lo hizo rentable”, se queja el medio. 

“El 'reparto', el 'trap' o el reguetón no son el problema en sí mismos; son más bien reflejos de realidades sociales complejas

Que el reportaje del pasado miércoles en Cubadebate haya sido firmado por varias manos parece ser la explicación a que convivan dentro del texto criterios muy divergentes. Si bien la primera parte del trabajo parece tener un enfoque crítico hacia el reparto, la segunda –para la cual el reparto es un “síntoma”– sorprende por sus párrafos de simpatía hacia lo que el género representa.

“El reparto, el trap o el reguetón no son el problema en sí mismos; son más bien reflejos de realidades sociales complejas. Su contenido no debe verse como una falta de valores, sino como consecuencia de problemas más profundos: el aumento de la pobreza, la falta de oportunidades y el desgaste emocional que debilita los cimientos éticos de una sociedad”, afirma. 

Más abierta a la hora de tratar el tema, la revista universitaria Alma Materalegó hace varios días que no tenía intenciones de defender ni de criticar el reparto, sino recoger varias situaciones que expresaban su impronta en la Cuba de hoy.

Se trataba, en definitiva, de un retrato sarcástico del repartero Bebeshito –tan polémico como Chocolate–, en el cual se pretendía sintetizar a todo el gremio. No obstante, Alma Mater daba a entender muy sutilmente lo que al parecer es la verdadera preocupación del Estado con respecto a los reparteros

No se trata solo de ética o civilidad, sino también de relaciones con las pymes y los negocios privados, que privilegian las actuaciones de estos músicos. Sin embargo, tampoco aquí se atreve la prensa oficial a zanjar sus diferencias con una propuesta musical que critica como institución, pese a que de manera particular –y estos textos son la mayor evidencia de ello– todos sus periodistas la escuchan y disfrutan. 

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