Para subsistir, las empresas estatales buscan padrinos en el emergente sector privado cubano
Cuba
En Pinar del Río y Granma, dos mipymes pasan acuerdos con una productora de embutidos y un fabricante de helados
La Habana/Pese a que se ha declarado enemigo de los privados que le hacen sombra, el Estado cubano depende cada vez más de los particulares para salir a flote. Así lo demuestra OnBazar, en Pinar del Río, una mipyme sin la que la empresa estatal Cárnica Venegas no habría podido mantener su producción de embutidos.
Desde febrero de 2024, esta alianza ha sido la única vía para garantizar que los cárnicos lleguen a escuelas, hospitales y programas de asistencia social en la provincia. El negocio es redondo para ambas empresas: Venegas pone las máquinas –viejas, pero funcionales– y OnBazar importa la materia prima a cambio de la cual se queda con cerca del 50% de la producción. Eso sí, el sector privado no puede importar directamente y está obligado por ley a pasar por una empresa estatal dedicada al comercio exterior.
OnBazar no solo se dedica a importar alimentos, sino que vende productos en tiendas físicas y también opera una tienda virtual en dólares dirigida al exilio cubano, que busca comprar alimentos para sus familiares en la Isla. Recientemente se “encadenó” también con la empresa de Productos Lácteos de Pinar del Río para elaborar, principalmente, yogur.
“Las producciones han ido creciendo gracias a la entrega de materias primas e insumos por la mipyme"
Sus negocios con la Cárnica Venegas han revivido una empresa que se encontraba casi paralizada. En palabras de la propia directora comercial de la estatal, Yadarys Guerra Delgado, la colaboración comenzó en 2024 y, desde entonces, “las producciones han ido creciendo gracias a la entrega de materias primas e insumos por la mipyme y el apoyo de las autoridades del territorio”.
Venegas elabora actualmente 60 toneladas de embutidos mensuales y entrega una cantidad similar a OnBazar para su comercialización. La estatal se jacta de que los productos que vende como parte de la colaboración salen a bajos precios –aunque no pone ejemplos– y la ganancia nunca supera el 30%.
No obstante, no queda claro qué hace OnBazar con su parte, que puede comercializar por su cuenta. Los precios de su página virtual, sin embargo, no son baratos: jamón cocido de 1,6 kilogramos por 5,5 dólares, dos libras de chorizo por 3 dólares o unas cuantas salchichas por 1,10.
No a todas las empresas estatales les va bien, incluso si consiguen un privado que las “apadrine”
Al negocio le va tan bien, aseguran sus directivos, que la mipyme ha abierto ocho puntos de venta solo en Pinar del Río y planean expandirse a otras zonas más apartadas de la provincia. En La Habana también cuenta con tres locales.
“Además de vender cárnicos, ofertan huevos, también a precios por debajo de los comunes en el mercado, refrescos, enlatados, confituras… Esas experiencias son puestas de ejemplo en el país, pues muestra cuánto es posible lograr mediante un vínculo productivo, transparente, de mutuo beneficio, entre empresas estatales y los nuevos actores de la economía” celebra Bohemia, que asegura que en negocios como el de OnBazar y la Venegas “nadie pierde”.
No obstante, no a todas las empresas estatales les va bien, incluso si consiguen un privado que las “apadrine” y acceda a hacer negocios. En Granma, la planta principal de la empresa de Productos Lácteos, que llegaba a entregar entre 7.000 y 9.000 galones de helado diarios, lleva cuatro años fuera de servicio por “fallas con el sistema de refrigeración, la complejidad del mantenimiento de los compresores y el elevado consumo energético requerido para producir agua helada”, confiesa a la prensa oficial su director, José Ángel Fuentes Llanes.
Son los particulares los que se quedan con el 70% de la producción, dejando a la estatal con poco más de 200 galones diarios
En su lugar, una miniplanta trata de mantener la producción con unos 700 galones diarios –cuando los apagones lo permiten– y ha debido recurrir a los privados para lograrlo. Ante la imposibilidad de conseguir los insumos por la vía estatal, la empresa consiguió que una mipyme y un trabajador por cuenta propia se hicieran cargo de importar la materia prima, mientras la estatal pone –dice el propio directivo– el know-how, la técnica.
Así nació la marca Helados Cremas Manin, que ofrece los sabores de vainilla, mantecado y fresa, pero son los particulares los que se quedan con el 70% de la producción, dejando a la estatal con poco más de 200 galones diarios para comercializar, a los que le sacan entre el 20% y el 30% de ganancia.
Las bases que la empresa de Productos Lácteos tiene fuera de Bayamo tampoco están en buen estado. Las ubicadas en Manzanillo y Media Luna, las otras dos que tienen equipos para elaborar helados, están fuera del juego “por inestabilidad en el servicio eléctrico”.
“Este año prácticamente no ha habido helado por parte de la industria láctea”
La leche es otra de las materias primas básicas que escasea. En los últimos años, reconoce la prensa oficial, Granma pasó de ser la cuarta provincia en acopio a ocupar el lugar 13. La explicación, según Fuentes Llanes, es que “existen problemas recurrentes para que los productores retiren los pagos efectivos, debido a dificultades con la banca remota y limitaciones en el uso de tarjetas electrónicas”.
La escasez se nota en los comercios estatales. Salvador García Hernández, director del local Centro Histórico, en Bayamo, lo resume con una frase lapidaria: “Este año prácticamente no ha habido helado por parte de la industria láctea”. El complejo recibe diez tinas cada tres o cuatro meses de Productos Lácteos. Antes, asegura, vendían más de diez en un día.
Como alternativa, confiesa, “adquirimos helados de mipymes, aunque esta opción presenta desventajas significativas, como la falta de refrigeración, que afecta la textura del producto”.
“La elaboración y conservación del helado dependen, prácticamente, de la electricidad”
Algo similar ocurre en la cremería La Luz, que tiene “autonomía” para comprar helado a los privados –una opción “más costosa”–, sus únicos proveedores actualmente. No obstante, contra el negocio siguen atentando la falta de recursos y los apagones. “La elaboración y conservación del helado dependen, prácticamente, de la electricidad”, declara un directivo de la unidad, que lamenta que la tienda debe buscar el helado con sus “propios medios de transporte, incluso alquilando triciclos, lo que ha afectado su estabilidad”.
Todas las dificultades para adquirir el producto y el hecho de que se compre a privados ha disparado el precio del helado. Una tina, dice Granma, puede llegar a costar 1.500 pesos y una bola entre 65 y 75. De ahí que “apoyarse en el sector privado es una solución pragmática frente a las limitaciones estatales actuales”. En su lugar, insiste el medio del Partido Comunista, el Estado debería dejar de llamar a las mipymes al rescate e invertir en “infraestructura y tecnología”.