En la lista de represores los médicos que hablaron en Televisión Cubana del niño Damir Ortiz
El doctor Alexander Jesús Figueredo Izaguirre denuncia que el menor murió por “sepsis generalizada, causada por la evolución desatendida de estas infecciones en Cuba”
Madrid/La Fundación para los Derechos Humanos en Cuba (FDHC) ha incluido en su lista de represores del régimen a los seis médicos que aparecieron en distintos programas de la televisión estatal para hablar del caso del niño Damir Ortiz, aquejado de una grave enfermedad genética y fallecido el sábado en Miami. Para la organización, que emitió un comunicado este lunes, esos especialistas y directivos del Ministerio de Salud Pública “cometieron diversas violaciones de principios de la ética médica” al “protagonizar una farsa política en dos espacios televisivos conducidos por el vocero de la Seguridad del Estado Humberto López”.
Los señalados, dentro de la categoría de “represores de bata blanca”, son los cuatro doctores que comparecieron en el programa Buenos Días, de Canal Caribe, el pasado 27 de marzo –Araíz Consuegra Otero, directora del Hospital Pediátrico Juan Manuel Márquez; Orestes Ramón López Piloto, director del Instituto de Neurología y Neurocirugía; Wilfredo Roque García, director del Instituto de Hematología e Inmunología, y José Luis Aparicio Suárez, especialista en hematología y director de postgrados del Ministerio de Salud–, y los dos que aparecieron en el espacio Razones de Cuba —Yuliet Lemus Trujillo, neuróloga del Instituto de Neurología y Neurocirugía, y Andy Hernández Álvarez, director de Oncología del Juan Manuel Márquez– el 8 de febrero.
El objetivo principal de estos expedientes, explica la Fundación, es “someter a la vergüenza pública a estos profesionales, cuyo compromiso con la salud debería ser transparente y cumplirse sin discriminación para todos los pacientes, así como nunca prestarse a manipulaciones con fines políticos”.
El objetivo principal de estos expedientes, explica la Fundación, es "someter a la vergüenza pública a estos profesionales"
Todos ellos, dice la ONG, contribuyeron a “ocultar las deficiencias en el tratamiento” del niño en la Isla y a las “presiones represivas a que fue sometida su madre, Eliannis Ramírez, por presentar el caso en las redes sociales”. Esa represión es lo que alegó Ramírez, precisamente, para solicitar asilo político en Estados Unidos, según informó la activista Diasniurka Salcedo este domingo. Las cenizas de Damir tampoco volverán a Cuba.
Las deficiencias en el tratamiento, prosigue el documento de la FDHC, incluye un “diagnóstico erróneo de leucemia que fue tratado con quimioterapia, agravando la salud de Damir, y la subestimación de bacterias presentes en su organismo que causaron su muerte en Miami por sepsis generalizada”.
La Fundación recogió así la denuncia del doctor cubano exiliado en EE UU Alexander Jesús Figueredo Izaguirre, que les había pedido formalmente incluir a esos colegas en la lista de represores por “violaciones éticas y complicidad en el encubrimiento institucional del caso del niño Damir Ortiz”. Retomando lo que ya explicaron los allegados del menor, como su propia madre o el médico y activista Miguel Ángel Ruano Sánchez, Figueredo Izaguirre recuerda que Damir padecía neurofibromatosis tipo 1 (NF1), una enfermedad genética que produce tumores en el sistema nervioso, y expone que en Cuba, “fue inicialmente diagnosticado de manera errónea con leucemia de Burkitt, y sometido a quimioterapia sin justificación clínica, lo que agravó su estado general”.
El médico exiliado indica en su post que las infecciones bacterianas severas sufridas por el niño en la Isla, como la Klebsiella y o el Enterococcus, “fueron subestimadas o ignoradas por el personal médico cubano”. Ante la falta de “un diagnóstico certero, y en un contexto de carencias materiales y negligencia médica”, estima, Ramírez gestionó una visa humanitaria para trasladarlo a Miami en busca de atención adecuada.
El pasado 19 de marzo, el doctor Ruano Sánchez informaba de que en el hospital estadounidense Damir iniciaría un tratamiento de quimioterapia
A su llegada al Nicklaus Children’s Hospital de Florida, el pasado 12 de marzo, y antes de fallecer, el 5 de abril, por “sepsis generalizada, causada por la evolución desatendida de estas infecciones en Cuba”, continúa Figueredo Izaguirre, “los médicos descartaron completamente el diagnóstico de leucemia y confirmaron la NF1. Se documentaron infecciones avanzadas no tratadas, múltiples signos de desnutrición y un cuadro clínico crítico”.
En la publicación, sin embargo, no especifica qué tipo de enfermedad cancerígena desarrolló Damir como consecuencia de la NF1 que padecía (que produce tumores que en principio son benignos y tratables). El pasado 19 de marzo, el doctor Ruano Sánchez informaba de que en el hospital estadounidense Damir iniciaría un tratamiento de quimioterapia con doxorrubicina, que se usa para múltiples tipos de cáncer.
Alexander Figueredo expresa que los doctores ahora incluidos en la lista de represores cometieron faltas profesionales como violar el principio de veracidad médica, “participando en una estrategia comunicacional orientada a distorsionar los hechos clínicos” y emitiendo “juicios y conclusiones sin sustento médico claro, con el objetivo de proteger la imagen del sistema de salud estatal”.
“Las condiciones de la sala de oncología y hematología no eran las óptimas”
De igual manera, afirmó, “omitieron mencionar diagnósticos previos contradictorios, pruebas médicas no realizadas y decisiones clínicas dudosas” y “divulgaron públicamente datos clínicos sensibles sin consentimiento legal verificable, lo que constituye una clara violación al deber de confidencialidad, especialmente grave tratándose de un menor”.
Damir Ortiz, clama, “fue presentado ante la opinión pública no como un paciente con derechos, sino como una pieza útil dentro de la narrativa oficialista” y “se le expuso al escrutinio sin garantías ni voz, lo que vulnera su dignidad y sus derechos como niño”.
Además de que se integren en la lista de represores de la FDHC, el médico pide que se inicie una “investigación internacional” sobre la actuación de estos doctores “en este y otros casos similares”.
A raíz de la enfermedad y muerte Damir, que congregó de manera inusitada la atención y los esfuerzos de cubanos dentro y fuera de la Isla, familiares de otros niños han denunciado la situación en que se encuentra el sistema de salud en Cuba. Así, Alain González Ruiz, quien detalló en sus redes sociales lo sucedido con su hijo, muerto de leucemia linfoblástica aguda.
“Las condiciones de la sala de oncología y hematología no eran las óptimas”, es una de sus denuncias. “Había salideros, caían aguas del techo en algunos cuartos”, prosigue, destacando que “en estas salas, el aire acondicionado es vital, los cuartos son sellados para que no les entre algún tipo de bacteria a esos niños enfermos de cáncer”.
“Nuestro colectivo siente profundo dolor y consternación en este momento”
Malos tratos por parte de los médicos, falta de material y de medicamentos y abiertas negligencias son otras cuentas de su rosario de sufrimientos. En el tiempo en que trataron a su hijo en el hospital, asegura, “vimos fallecer a muchos niños y les digo con total sinceridad. El porciento de salvados de ese hospital rondaba el 10% o menos… y se llenan después a decir que Cuba tiene más de un 85%. Por favor, qué mentirosos son”.
El pasado año, las autoridades reconocieron la disminución en la tasa de supervivencia al cáncer infantil, que llega a superar el 80% con los tratamientos adecuados, en Cuba. “En las condiciones económicas actuales en las que se dificulta su adquisición, agravado por un bloqueo recrudecido cada día, que ha obligado a modificar los protocolos de tratamiento, esta sobrevida se ha reducido a un 60%”, admitió Carlos Alberto Martínez Blanco, jefe de la Sección para el Control del Cáncer del Ministerio de Salud Pública, en declaraciones a Cubadebate.
Las autoridades cubanas, no obstante, dieron sus condolencias por la muerte de Damir Ortiz. “Nuestro colectivo siente profundo dolor y consternación en este momento”, expresó el Instituto de Hematología e Inmunología en un comunicado el sábado. “En su tránsito por el Instituto, recibió la atención y cuidados de médicos, enfermeras y de todo aquel que guardó relación con su hospitalización aquí”, dice el texto, que explica que “el diagnóstico y curso agresivo de la enfermedad” del menor, “además de un reto a la ciencia y al conocimiento”, fue motivo de “conexión afectiva”.